El otro papá

4.7K 474 311
                                    

Pete POV

Tras el incidente en el baño regresé a la mesa solo para avisar que debía irme a casa, Vegas no dijo nada sobre irnos, en realidad estaba bien con quedarse a cenar como estaba previsto, pero no creía soportar sentarme a ver a Kim sonreírme cuando hacía dos minutos tenía a su primo clavado en mi interior.

Fingí sentirme verdaderamente mal para disculpar mi abrupta huida, Kim se ofreció a llevarme, pero Vegas se adelantó diciendo que él me había traído, no estaba seguro que hablaron esos dos a solas, excepto que Kim accedió a dejarme ir con él.

Me tomó apenas un par de minutos en el auto quedarme profundamente dormido, no había notado lo cansado que estaba hasta que desperté en su cuarto con una enorme camiseta como pijama, debió haberme llevado desde el estacionamiento hasta su apartamento, quitarme la ropa para ponerme esa cosa encima y todo sin que despertara una sola vez. Para mi mayor sorpresa él dormía tranquilamente a mi lado con únicamente un pantalón ligero puesto.

El cuarto estaba completamente oscuro, supuse que podía buscar mi ropa para volver a mi piso si me aseguraba de no hacer ruido para evitar despertarlo, no quería hablar de lo ocurrido, me sentía un adolescente hormonal incapaz de controlar sus impulsos, pero apenas quise salir de la cama sentí el frío metal de las esposas en una de mis muñecas.

― ¿Qué? ―mascullé jalando de nuevo con el ceño fruncido, el idiota me tenía cautivo de nuevo, como si supiera perfectamente que saldría corriendo si tenía oportunidad. ― ¡Vegas! ―exclamé dándole un empujón en las costillas, mientras seguía jalando el brazo como si con eso pudiera romper el seguro, parpadeo en medio de la oscuridad, tomándole unos segundos despertar por completo y comprender lo que sucedía, una sonrisa maliciosa se extendió por sus labios. ― ¿Qué es esto? No acepté que me pusieras esposas de nuevo.

―Me gusta cómo te quedan, vuelve a dormir. ―murmuró como una maldita excusa que me lleno de rabia, pero sus manos atraparon mi cintura atrayéndome a su cuerpo para dormir completamente abrazados. ―Tuve una larga semana y me dejaste sin energía hace unas horas, necesito descansar antes de continuar contigo.

―De verdad estás mal de la cabeza si crees que vamos a continuar algo, suéltame ahora mismo. Me iré a casa. ―mascullé tratando de luchar contra su agarre, pero el maldito era más fuerte de lo que parecía. ―Vegas, déjame ir.

―No, los mocosos no están, eres mío ahora. ―le miré de reojo con el rostro tenso, ¿suyo? Me usaba como juguete sexual para sus pervertidos deseos y ahora pretendía que tenía días designados para pasar con él. ―Deja de pelear conmigo, solo duerme.

―No quiero dormir aquí, quiero irme a mi casa. Y no te atrevas a llamar mocosos a mis hijos de nuevo porque te voy a partir la cara, maldito loco, idiota. ―farfullé sacudiendo sus manos de mi cintura hasta que la esposa en mi muñeca ardió por el jaloneo. ―Si me lastimo por tus tonterías te haré pagar la factura del hospital.

―No será mi culpa si te lastimas, eres tú quien se está haciendo daño solo. Si dejas de discutir y solo te vas a dormir, nada malo te pasara. ―puse los ojos en blanco, esto ya era malo en sí mismo, era como si estuviera secuestrado por un sádico que quería jugar a que estábamos juntos. Bien podía ser un capítulo de un programa policial en el que mi familia estaba buscándome. Le di un manotazo con las fuerzas que me quedaban después de luchar por largo rato y lo escuché bufar justo antes de sentarse en la cama fulminándome con la mirada. ― ¿A dónde vas a ir de todas maneras? ¿Ya nos acostamos que más te da si duermes aquí o no?

Nos miramos por largo rato sin que pudiera darle una respuesta, tenía razón, no tenía a donde ir, no tenía un especial apego por mi cama y de todas manera los niños no estaban conmigo esa noche, importaba poco si dormía con él o solo en mi habitación. Mi silencio le dio una aparente respuesta y regresó a su lugar volviendo a abrazarme, enredando nuestras piernas y recostando su cabeza en mi hombro.

Play DateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora