Extra 2: Experiencia

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Macao POV

Cuando tenía diecisiete mis padres me prohibieron ir a los conciertos de Kim por el resto de la gira que tenía en ese momento, después de que las fotos sobre nuestro supuesto beso circularon por internet. Sabía que había cruzado una línea al colgarme de su cuello de esa manera, que los rumores podían afectar su carrera y que mis padres estaban protegiéndome, pero eso no evitó que tuviera la peor pelea con ellos en toda mi vida.

Pensaba que su castigo era ridículo y que no tenían derecho a mantenerme encerrado en casa mientras él estaba en la ciudad, apenas podía verlo desde que cambió de agencia a una en el extranjero, si me impedían ir a sus conciertos cuando venía al país, jamás podría convencerlo de que era lo suficientemente maduro para estar a su lado. Así que convencí a Venice para que me ayudara a salir de la casa sin que me descubrieran y varias horas más tarde estaba dentro del club donde se presentaría esa noche.

Él no sabía que estaba ahí, fue la primera vez que estaba completamente solo en uno de sus conciertos y pude perderme entre la multitud disfrutando su música entre toda esa gente que lo amaba casi tanto como yo, escuché sus canciones una tras otra en una especie de transe, ni siquiera noté las treinta llamadas de mi hermano diciendo que mis padres iban camino a buscarme.

Cuando su grupo terminó subí a buscarlo al camerino donde descansaban, los empleados me conocían por otros eventos y fue fácil cruzar cada barrera hasta llegar arriba, pero justo cuando estaba a punto de abrir la puerta uno de los miembros de su agencia tomo mi muñeca impidiéndome hacerlo.

―Macao, pensé que no vendrías esta noche. ―exclamó con una sonrisa ladina y sosteniendo mi mano en alto, le sonreí de vuelta sin saber que responder. No lo conocía del todo, Kim nos dijo que era el representante que venía con ellos en la gira y que se encargaba de cuidar que la banda tuviera todo lo que necesitara, pero era la primera vez que hablaba directamente conmigo. ―Al menos no después de lo que paso ayer.

―Lo sé, pero quería hablar con Kim a solas y disculparme por el malentendido. ―musité con sacando mi mano de entre su agarré con algo de fuerza. ―Nunca quise causarle problemas.

―Escucha, Kim no está molesto contigo, pero por ahora creemos que sería mejor mantener un perfil bajo y empujar la historia de que ustedes son familia, no queremos un escandalo por la diferencia de edad y que técnicamente aún eres un niño. ―el tipo no era mucho mayor que Kim, pero su porte le daba la imagen de un hombre maduro que no quería lidiar con tonterías.

El aura a su alrededor era tan imponente que no pude evitar sentirme diminuto y estúpido, tenía razón, probablemente el que estuviera encerrado a solas con Kim no era la mejor idea justo ahora, pero había llegado tan lejos que me negaba a irme sin al menos poder verlo unos minutos, no importaba si su representante estaba con nosotros.

―Entiendo, pero igual quisiera disculparme. ―musité aclarándome la garganta. ―Puede entrar con nosotros para que no haya confusiones y si lo necesitan puedo aclarar toda la situación.

―No. ―fruncí el ceño y él sonrió pasando su brazo alrededor de mis hombros. ―Es mejor si no tocamos el tema y dejamos que se olvide, si tú sales a defenderlo no se vera bien para nosotros, podrían decir que te pagamos para hacerlo y la imagen de Kim no sería la mejor. ―no entendía como funcionaba el mundo del espectáculo, él había estado en mi vida desde que tenía seis, no debería tener que pasar por tantas trabas para verlo. ―Y, si quieres mi consejo, no querrás entrar ahí ahora.

― ¿Por qué no?

―Él no está solo adentro. ―me tensé al inicio de las escaleras y le miré como si acabara de clavarme un puñal por la espalda. ―Ve a casa y le diré que estuviste aquí mañana.

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