Capítulo 1 - El día que nos conocimos

72 7 2
                                    



Markus

Hacía más de 30 minutos que estábamos encerrados en la oficina de Becker escuchando sus regaños.

Anoche nos habíamos juntado con Angel, Paulho y Law a cenar en mi departamento y tuvimos la mala idea de salir a comprar nuestra cena y bebidas sin personal de seguridad, solo escondidos bajo nuestros disfraces, que debo de admitir eran una muy mala cubierta.

Andábamos cada uno con esos pijamas de animales, con lentes de sol y sin cubrir nuestras cabezas, solo nuestro cuerpo, era muy obvio que no íbamos a tener éxito escondiéndonos.

Angel iba en su pijama de oso panda, Paulho con uno de dinosaurio, incluso Law que siempre era el más serio iba vestido con un pijama de unicornio, y por ultimo estaba yo vestido de Pikachu, el animalito amarillo con la colita de rayo.

Mientras más pienso en anoche, más ganas de reírme a carcajadas me dan, y de verdad lo haría, pero el golpe de Beck si lo hago sería bastante doloroso, y si hay alguien a quien le temo estando enojado es a nuestro BeckiBee, ese hombre es un temerario, es peor que un papá oso cuidando a sus crías y ni hablar de cuando estás del lado opuesto de ser su cría.

A duras penas estaba escuchando lo que decía, era muy grande el esfuerzo que estaba haciendo para contener la risa y eso nublaba mi mente, pero lo que sí vi fue como 2 mujeres y 2 hombres entraban al despacho.

Sin saber que hacían aquí y quienes eran estas personas, procedí con todo el temor a levantar la mano, pero Beck me detuvo de decir una tontería, pero no evito dejarme como un tonto frente a todos.

Debería haberme dado cuenta que nuestro manager tiene ojos sobre cada uno de nosotros hasta cuando no nos está mirando. Hace siglos que nos conocemos y no para de sorprenderme.

- Markus, no hace falta que levantes la mano para preguntar, fue obvio que como siempre no escuchaste nada de lo que dije, pero no te preocupes, todo está escrito en esta hoja, hice una para cada uno. Contiene derechos y obligaciones tanto de ustedes como de sus asistentes. No me causen más problemas como los de anoche por favor. Aún no puedo creer que hayan sido tan estúpidos para salir disfrazados sin tapar sus cabezas, por dios santo, son personas públicas, cualquiera los reconocería y más un viernes por la noche. A partir de ahora nadie sale a hacer compras de este tipo, mandan con tiempo a sus asistentes, se vuelven socios vitalicios de los repartidores de comidas y nadie y repito NADIE sale sin seguridad, me entendieron.

Como será el respeto o miedo que le tenemos a BeckieBee que todos decimos inmediatamente que SI sin rechistar, aunque sabemos que en algún momento vamos a desobedecerlo.

Terminado eso Beck empezó a presentar a los que serían nuestros asistentes. Estaba rogando que el que me hubiesen contratado fuese hombre, no porque fuera machista o algo así, sino porque un asistente iba a andar a mi alrededor todo el tiempo y consideremos que no soy ni muy ordenado, ni muy de andar totalmente vestido por casa y eso podía ser incomodo si me pasaba como a Law , a quien ya le habían asignado a Francis una mujer de unos 37 años que se notaba muy responsable y con anillo de casada, red flag total si me ponían con alguien casado, podría ser causa de divorcio con mi belleza.

Beck seguía con las presentaciones mientras yo seguía delirando con cualquier cosa que distrajera mi cabeza, pero aun así noté como a Angel le pusieron a un hombre de unos 40 años llamado Patrick, a Paulho a un chico de unos 35 llamado Luke y justo cuando dijeron mi nombre y luego el de mi asistente mi idea de que fuera un hombre se deslizo muy rápidamente de mi mente, Beck me puso de asistente a la belleza de cabello azabache y mi yo interno gritaba la palabra problema con letras mayúsculas.

Maldita sea, que estaba pensando Becker al ponerme una asistente así; esta mujer iba a ser un problema, esas piernas iban cubiertas en pantalones vaqueros de color negro rasgados en las rodillas, botas de tacón bajo, una simple camisa blanca que a pesar de ese color no me dejaba ver nada, y una chaqueta de cuero negra.

Su cabello era larguísimo, y color negro azabache que acompañaba en contraste con una piel extremadamente blanca y unos ojos color avellana que no lograban opacarse por más que ella llevara lentes de lectura.

No estaba siendo nada difícil para mí imaginármela bailando y besándome, mientras de fondo sonaba rebel Yell de Billy Idol, diciéndome: more, more, more.

Perdido en el éxtasis de mis pensamientos totalmente dirigidos a mi nueva asistente no me había percatado de que estaba tan cerca de mí, precisamente enfrente de mí extendiendo su mano presentándose y saludándome. Me desperté por el pequeño codazo que me pegó Beck a la par de su voz diciéndome despacio que no metiera la pata.

Como pude me levanté de donde estaba sentado, extendí mi mano y la saludé.

- Me llamo Markus, perdón que no te escuché cuando te presentaste.

Ella, abriendo sus ojos, como sorprendida por un momento, procedió a presentarse nuevamente.

- Un gusto, soy Jessie Strazzo

Juro que electricidad es lo que menos sentí cuando apreté su mano en ese saludo, esa mujer era puro fuego, la sentí incendiándome desde la punta de mis dedos y propagándose por todo mi cuerpo.

Por su mirada supe que también ella lo había sentido, pero de la nada soltó mi agarre y comenzó a hablar de su forma de trabajo, lo que haría y lo que no, lo que soportaría y lo que no.

De ahí en más todo fue frio entre nosotros dos, o por lo menos por parte de ella, por que lo que era de mi parte, me sentía derretir cada vez que la veía.

Markus: Whatever you want babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora