Capítulo 11 - Despedida de soltera

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Jessie

Son las 10 de la noche, con Laurie nos dirigimos en taxi hasta el bar donde están esperando algunas amigas.

Cuando llegamos al bar me percato de que en una de las mesas está Erin con las esposas de los miembros de The Writers.

No veo a los miembros de la banda por lo que asumo están solas, y me alegro, porque lo único que me faltaría sería encontrarme a MJ después de mi renuncia y de todo lo que paso entre nosotros en el evento.

Sigo caminando detrás de Laurie hasta que llegamos a nuestra mesa.

No son muchas las personas que hay ya que mi entorno de amigos es muy íntimo, solo están mi hermana y mis 3 mejores amigos, Maru una española que se mudó a Londres siendo una jovencita y con quien cruzamos nuestro camino en mi primer año de secundaria y nunca más volvimos a separarnos, Lucy mi compañera de cuarto en la universidad y por ultimo mi mejor amigo CJ el gay más sensual y atrevido de todos los tiempos. Con ellos cuatro era más que suficiente y conociéndolos sería una noche descontrolada.

Entre besos y abrazos de todos cuando llegué pasaron pocos minutos hasta que nos acomodamos nuevamente alrededor de la mesa y para cuando el mesero llegó tras varios coqueteos nada sutiles de CJ, lograron tomar nuestro pedido.

Nos pusimos al día sobre toda nuestra vida, hacía siglos que no estábamos todos juntos en una reunión, o más bien era yo la que últimamente faltaba cada vez que quedaban en juntarse.

A Thomas nunca le gustaron mis amistades, pero no estaba dispuesta a ceder en eso. Mis amigos habían estado conmigo en mis mejores y por sobre todo peores momentos. Eran mis hermanos y no contemplaba una vida sin ellos. Mentalmente me seguía preguntando por qué ahora, justo días antes de casarme con Thomas me percataba de todo lo que él quería que dejara de lado por él.

Por otro lado, también me ponía constantemente en duda a mí misma sobre si estaba o no equivocada respecto a mi forma de pensar.

A lo mejor MJ también me querría alejar de mis amigos si estuviera próxima a ser su esposa o no, no lo sabía y tampoco iba a hallar una solución, por lo que dejé de perderme en mis pensamientos y procedí a disfrutar de mis amigos y de esta hermosa noche, ya mañana pensaría que hacer.

MARKUS

Sabía que la posibilidad de que J renunciara estaría entre sus posibilidades más inmediatas apenas le dijera lo que sentía por ella, pero no iba a martirizarme más.

En la vida a veces se gana, a veces se pierde, pero a pesar de ello siempre nos arriesgamos, como siempre decía mi madre: " puede que un NO te esté esperando cada vez que pides algo, pero nunca lo sabrás con certeza hasta que eso suceda mi niño, nunca temas de decir lo que quieres y lo que sientes, la vida a veces puede sorprenderte, para bien o para mal, pero siempre aprenderás de cualquiera de las dos formas"

En este momento extrañaba tanto a mamá, había noches como esta en las que me sentía tan solo que el vacío dentro de mí dolía de una forma profundamente inexplicable.

Estaba sentado en el sillón de mi departamento mirando la nada desde hacía no sé cuantos minutos, y solo esos pensamientos llegaban a mí, lo único que me sacó de ello fue mi teléfono sonando en mi bolsillo, era Beck.

- Hola papá- le dije

- Hola hijito mío- me contestaron del otro lado del teléfono siguiéndome el chiste y logrando por fin sacarme una sonrisa.

- Como estas Beck, no te parece un poquito tarde para llamar- le pregunte

- La verdad es que sí, pero necesito de tu ayuda.

- ¿Están los chicos y Erin bien?

- Los chicos bien. Ya que no quisiste venir a la juntada de hombres de esta noche están acá todos ebrios tirados en un sillón, tratando de ver como rescatan a sus mujeres sin que la prensa se entere, pero como yo soy el más astuto te estoy llamando a ti.

- ¿Ay no Beck, en serio? ¿Porque yo de nuevo?

- Porque eres el único que no ha tomado alcohol

- Y eso como lo sabes

- Porque cuando estas triste, abandonado, herido o con el corazón roto como en este momento siempre te aíslas y sabes que el alcohol no es la solución. Por lo tanto, dime si miento, antes que te llamara estabas en tu sillón, pensando en las dos mujeres de tu vida, tu mamá y la según tu innombrable, ahogándote en tus propias penas con una triste Coca – Cola sin azúcar para no afectar tu hermoso cuerpo sexy.

Cuando estaba ebrio odiaba a Papá Becker, maldito.

- Dime la dirección maldito bastardo, las iré a buscar, luego dejaré a Erin contigo y me llevare a los niños que tienes en tu casa y a sus esposas a cada uno de sus hogares. ¿¿Así está bien Beckie Bee??

El solo largo una carcajada y me dijo la dirección donde estaban las chicas. Dentro de toda su organización, no sé cómo Beck había permitido que nos quedáramos con menos guardaespaldas, aunque consideremos que nosotros no queríamos a cualquier guarda espalda solo a los que teníamos desde el inicio de la banda y ellos también merecían descansar de vez en cuando.

Las chicas habían salido con tres de los custodios, pero conociéndolas ya los debían de haber vuelto locos a los pobres hombres y más si estaban tomadas como normalmente sucedía en la noche de chicas.

Todas las veces que ellas se juntaban, lo cual era todos los miércoles a la noche, los hombres nos juntábamos en la casa de Beck para la noche de póker.

Hoy habían seguido acorde a la tradición, solo que yo les había dicho que no estaba de ánimo, incluso todos me llamaron y por un momento casi los tengo en mi departamento, pero lo logre evitar, hoy había querido estar solo tal cual había dicho Beck en la llamada.

Las chicas odiaban que llegaran todos sus hombres juntos a buscarlas porque donde estábamos nosotros era obvio que la prensa nos encontraba y las chicas luego de las fotos que salieron de ellas ebrias y nosotros sacándolas del bar la primera noche decidieron que uno solo junto con los 3 guardaespaldas de ellas fuera el que las pasara a buscar por el lugar.

En esas noches que nos juntábamos, la primera ronda de póker decidía quien era el que no bebería y buscaría a las chicas por el bar y luego llevaría a las parejitas a su respectiva casa.

Yo perdí dos veces y debo de decir que sacar a las locas de mis cuñadas de banda fue lo más chistoso y catastrófico que me pasó en la vida.

No tan solo hablaban de las habilidades sexuales de sus esposos durante todo el camino, sino que cuando se juntaban con ellos y los tenía que llevar a sus casas las cosas subían tanto de tono que hasta para alguien tan sexual y ex mujeriego como yo le resultaba asqueroso.

Esas mujeres eran como mis hermanas, ningún hermano quiere escuchar a sus hermanitas hablar de sexo.

Recordando todo eso, es que mientras voy en la camioneta manejando me mentalizo para soportar cualquier situación que me encuentre.

Aunque pasado los 20 minutos que tarde en llegar a la puerta del bar, he de admitir que espere cualquier cosa menos ver a Jessie en el estado en que la encontré junto a todas las esposas de mis compañeros.

¡¡Maldita sea, creo que voy a perder el control!!               

Markus: Whatever you want babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora