Capítulo I.

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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈

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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈. 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈𝐕

𝐔𝐧 𝐛𝐚𝐢𝐥𝐞 𝐝𝐞 𝐬𝐨𝐥𝐞𝐝𝐚𝐝.

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Los días siguientes  Bianca se dispuso a buscar en los libros pertenecientes de su padre una respuesta para liberar a Morfeo  y a su misma vez entender los temas de cada libro su nulo conocimiento en el esoterismo no la ayudaba a comprender gran parte del contenido de los libros.  A pesar de su agotadoras búsquedas, Bianca no pudo encontrar nada: era algo extraño, no sabía cómo su padre había sacado la información para retener a Morfeo.

Trató muchas veces de que Alexander le diera alguna pista, pero el joven  era muy listo evitaba las preguntas de su hermana mayor: él nunca le diría la forma de liberar a Morfeo.
La pasaba muy mal, cada día se arriesgaba para encontrar una aguja en un pajar, estaba agotada y cansada. Quería rendirse, pero no podía dejar a Morfeo de esa forma, no quería decepcionarlo.

Los días para Morfeo tampoco fueron fáciles, Roderick bajaba de vez en cuando al sótano y como  siempre solo bajaba a negociar la libertad de Morfeo a cambio de conocimientos y deseos que él no podía darle.

Bianca ya no bajaba regularmente, por lo que extraño su compañía en esos días de ausencia, las pocas veces en ella lo visitaba solía desearle buena suerte para que encontrará una forma rápida de ayudarlo. Pero sobre todo para que su padre no la descubriera.

Ambos estaban en soledad y desespero, extrañaron tanto la compañía del otro en esos días.

En una mañana, Bianca se levantó y bajó al comedor, notando que en esa mesa de 12 lugares sólo había un plato. Su padre y Alexander no estaban, desde que Roderick se había vuelto el famoso Magus, Alexander ya no estaba en casa, al principio Bianca pensó que sólo era algo pasajero y no iba a hacer así siempre. Pero cuando Alexander tomó cierto gusto a las cosas que su padre hacía comenzó a seguirlo a todas partes  y cuando estaba en la casa solo se la pasaba leyendo. Su padre le había arrebatado su única compañía y ahora Bianca estaba más sola que nunca.

Se sintió tan desanimada, Alexander había sido  su compañía durante tanto tiempo que ahora al no tenerlo se sentía más sola que nunca. No sé imaginó qué su hermano de tan solo 11 años la dejaría tan pronto.
Sin muchos ánimos, Bianca se sentó en la cabecilla de la mesa y miró su solitario alrededor, no había nadie que compartiera los alimentos con ella. Se sintió disgustada y miserable que optó por no desayunar, no iba a comer doña como un perro así que se levantó de la mesa, tomó una manzana verde y se dirigió hacia el sótano.

Pensar en que iba a ver a Morfeo después de una semana sin verlo le animó un poco. Descendió de las escaleras y alegre abrió las rejas de metal.

El hombre que se encontraba  acostado de lado, se levantó  al escuchar el sonido de las rejas.  Al levantar su mirada, se sintió dichoso al ver a Bianca parada en la entrada del sótano. Morfeo la había estado esperando y eso alegró el corazón de Bianca porque tenía a alguien, tenía a una persona que le acompañaba en esa casa solitaria.

𝐁𝐢𝐚𝐧𝐜𝐚 (𝐌𝐨𝐫𝐩𝐡𝐞𝐮𝐬) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora