La reina sin corona

Destino

Entre al pabellón para dar comienzo al entreno cuando "inesperadamente" fui atacada, por aquel muchacho rapado que parecía un lobo que babea por su cena

-Hebi-san te he echado mucho de menos, mi vida no tiene sentido sin tiii- grito mientras se abalanzo hacia mi como si de su presa se tratara, yo como siempre y ya más que acostumbrada ante aquel movimiento, alce el brazo y le propine un golpe justo en mitad de la cabeza, haciendo que callera redonda al suelo- Ryū Tanaka, ven aquí ahora mismo- dijo Ennoshita Chikara, el más sensato de los jugadores de segundo y sin duda el sucesor de Daichi.

-Tanaka yo también te he echado de menos- mencione mientras me lo intentaba quitar de la pierna - pero sobre todo he echado de manos que seas mi saco de boxeo-dije mientras le lanzaba por los aires.

Me recoloque el pelo, me estire la chaqueta y me puse seria, el entrenamiento comenzaba y la amabilidad y los buenos modales se quedaba en el umbral de la puerta, tenía que hacer el papel de entrenadora y no podía dejar que no me tomaran en serio.

-Hola Daichi, estas más relajado que esta mañana- Este se giró y me dedico una mirada cansada.

-La verdad es que no me creo lo imbéciles que son-menciono somnoliento- pero bueno si tu plan funciona todo, habrá valido la pena- me sonrió y se dirijo al equipo.

-Ya verás como si, esos chicos solo necesitan calmare y entenderse- mire a cada jugador que ahora se reunían alrededor de su capitán, suspire y escuche mientras este presentaba a los nuevos integrantes.

Salí de mi mundo cuando Suga me dio un codazo en las costillas.

-Auu,eso ha dolido- me queje

-Y esa sonrisa picarona a que se debe- me miro con ojos cómplices- espera mejor déjame adivinarlo- puso su mano en el mentó con si estuviera pensando- Hay alguien te ha llamado la atención, ¿cierto?.

-Que? No- maldije para mis adentro, a veces odiaba que me conociera tan bien- Porque lo dices

-Es el chico alto verdad, ese tal Tsukishima, he decir que es muy de tu estilo, guapo, alto, pero sobre todo borde y probablemente con alguien trauma de promedio- se rio a carcajadas

-Oye tú no tienes que irte a entrenar-dije con un notorio cabreo- y te equivoca ese no es mi estilo, mira a Daichi, el no tienen ninguno- le reproche.

- Es cierto, tu fuiste la que le dejo un trauma- rio, me miro y huyo.

-Suga te juro que te mato- grite mientras se alejaba para reunirse con el resto del equipo, a veces podía ser muy pero que muy toca pelotas.

El entreno termino, tarde como siempre, el hacer de entrenadora era agotador, no por los chicos ellos eran un amor, sino por tener que quedarme mirando mientras otros disfrutaban de algo que yo nunca más podría disfrutar, aquello me desgarraba el corazón, ese jodido accidente me había quitado lo que yo más necesitaba en este mundo, me había quitado mi presente y sobre todo mi futuro, un pinchazo me recorrió todo la pierna, no me había dado cuenta de que llevaba toda la tarde de pie- dichosa rodilla- maldije para mí.

Mientras esperaba a los chicos para volver a casa, un par de figuras demasiado escandalosas me llamaron la atención, esos chicos raros estaban haciendo de las suyas, así que no pude evitarlo y fui a ver.

-No idiota, así nunca recibirás un solo balón- gritaba el pelinegro mientras hacía un gesto para que el pequeño le repitiera.

-Sabes, no es tan fácil como lo pintas Bakayama- no puede evitar reírme ante aquel apodo.