Mi oscuridad

7 3 2
                                    

Por fin después de un mes iba a verle las orejitas a mi gatito negro, con ojos ámbar, por fin después de un fin de semana de concentración, lo iba a poder ver, aunque aún me tocaba estar una noche larga al lado de mis cuervos.

Mientas ellos se duchaban y descansaban un poco, me tocaba hacer la cena junto al profesor Takeda, que hablaba animosamente con el entrenador.

-Cómo es que conseguiste tarea al Nekoma? -Pregunto el entrador

- ¿No te quedo claro que puedo llegar a ser muy persistente, entrenador? -decía mientras cortaba una patata

-No, de verdad como

-Resulta que soy amiga del capitán del equipo, lo conozco desde que era pequeña y el convenció al entrenador, en verdad ha sido trabajo en equipo- reí

-Creo, que Kenji-san es la persona más cualificada para manejar a esos chicos, es alucínate todo lo que sabe- dijo el profesor

-Por supuesto que sí, es que no sabes quién es- menciono Ukai hacia el profesor, ese negó- Ella es una de las jugadoras más jóvenes en conseguir jugara con el equipo nacional sub-19 y uno de los mayores orgullos de este pueblo, es la jugadora con mayor potencial que he visto en mucho tiempo- dijo orgulloso.

Me reí incómodamente, aquella situación no me estaba gustando.

-De verdad y porque no juegas...-Sigo hablando y preguntando, pero hacía tiempo que había dejado de escuchar y antes de que pudiera contestar y sin darme cuenta me corté, siempre que alguien tenía fe en mi regreso, me bloqueaba. No quería decepcionar a nadie, ya lo hice durante mucho tiempo

-Ohh dios mío, estas bien Hebi-san, estas sangrando- Ukai se acercó para ponerme un paño húmedo en el corte.

-Eh, si estoy bien, me he despistado por un momento- dije todavía ausente- me iré a curar, por favor siguán con la cena- necesitaba salir de allí, necesitaba aire, necesitaba gritar, llorar, maldecir y esconderme, no podía respirar, la maldita ansiedad volvía cuando menos la esperaba. Al salir corriendo no me di cuenta de que un chico con gafas me seguía y no fue hasta que llegue al viejo cerezo, cuando me di cuenta y sin poder evitarlo me derrumbe.

-Hebi, ¿estas bien?, ¿te has hecho daño?,¿que te pasa?- hizo pregunta, tras pregunta con unos ojos asustados tras esas gafas. No puede decir nada, no podía escucharle, solo oía los horribles latidos de mi corazón y mi acelerada respiración, no fue hasta que me abrazo que puede volver a la realidad, me apretó fuerte y me acaricio el cabello, mientras me susurraba al oído, que todo estaba bien, yo simplemente lloraba, no sé por qué, pero si era el no me importaba, si era él podía bajar un poco mis muros.

Cuando ya me tranquilicé intente ponerme en pie, pero mi rodilla fallo debido a la carrera anterior y caí, pero antes de tocar el suelo Tuki, me cogió.

-Te duele la rodilla? - Pregunto en tono tranquilo

-Eh, si un poco, pero estoy bien- mentí, me dolía como un demonio.

-No sabía que fueras una atleta, me ha costado seguirte- me hizo reír un poco.

-Resulta que no me has conocido, en mi momento más esplendido- me incorpore poco a poco, con la ayudo del chico rubio.

-Bueno pero lo importante es que te he conocido- me sonroje un pico- puedes andar?, hay que curarte ese corte.

-Creo que...- intente dar un paso y sentí como cientos de cristales se clavaban en mi piel-... no- y antes de que se me pasara otra cosa por la cabeza, me alzo del suelo modo princesa. No dijimos nada en todo el camino hacia la pequeña sala donde se encontraba el botiquín, solo me dedique a escuchar sus latidos, para clamar a los míos. Cuando por fin llegamos, me dejo delicadamente en la camilla, volteo la puerta y se dirijo, hacia el botiquín.

- ¿No me vas a preguntar, porque he salido corriendo y he sido tan patética? - pregunte mirando al suelo mientras él se acercaba y me quitaba la servilleta de la mano.

-Porque iba a preguntar algo, que probablemente no te sientas cómoda al contarme, no tienes que hacerlo sino quieres- se agacho y me miro directamente a los ojos- y no me has parecido patética en ningún momento, solo tú sabes lo que has pasado y llorara como has llorado, solo significa que has sufrido y te lo has guardad- mi corazón latía fuerte.

-Eres la primera persona, a parte de Suga, que me has visto llorar de esta manera, digamos que no lo suelo mostrar - levante la cabeza- Después del accidente, la rodilla no fue lo único que se dañó, termine con estrés postraumático y ansiedad, en otras palabras mi alma también se quebró- el me seguía sujetando la mano y escuchaba atentamente- cada vez que alguien me pregunta, porque ya no juego o si me voy a recuperar pronto, cada vez que alguien me mira con ilusión y fe en mí, siento una gran presión en el pecho- mis ojos se empezaban a aguar.

-Porque? -pregunto, mientras se sentaba a mi lado, para curarme más cómodamente

-Supongo que mi mayor miedo es decepcionar a la gente que me rodea, no poder darles lo que ellos esperan de mí, me carcome por dentro y sobre todo tengo miedo de decepcióneme a mí misma- una pequeña lagrima se escapó, pero antes de que pudiera saborearla el, la freno a la altura de mi pómulo.

-Puedo decir con certeza, que jamás podrías decepcionar a nadie, no hace falta ser un genio, para ver cómo te miran todos, con que orgullo llevan que seas su amiga, manager- me empezó a limpiar la mano- No debes preocuparte de lo que otros piensen y en cuanto decepcionarte a ti misa, no deberías, eres la persona más fuerte que conozco- me comenzó a vendar la mano- si en algún momento te sientes pequeña dímelo e intentare convencerte de que eres mucho más grande que cualquiera - mi cuerpo, reacciono solo y lo abrace con mucha fuerza, este chico tan frio, me hacía sentir muy cálida, el me respondió. No sé cuánto tiempo estuvimos así y no sé cuánto podrías haber seguido si no fuera porque los gritos de los más pequeños y los insultos de nuestro captan, nos interrumpieron, nos separamos rápidamente y pueda ver un pequeño rubor, bajo la gruesa pasta negra de sus gafas.

-Bueno, creo que es hora de cenar- dijo aclarándose la garganta.

-Sí, creo que tienes razón-me ayudo a levantarme.

-Puedes sola o necesitas ayuda- me ofreció su mano.

-Vaya, Señor Tsukishima, no sabía que era todo un caballero- acepte la ayuda y mire mi mano- y un nefasto enfrento, jajajajajajja- reí al ver de qué manera tan desastrosa había vendado la mano.

-Te juro que normalmente es la revés, pero hoy me apetecía cambiar- pues su mano alrededor de mi cadera y nos fuimos riendo hacia el comedor. Antes de entrar, frene un memento y lo mire

-Gracias- me miro- realmente tu apellido te hace justicia, eres una increíble luz que hoy a iluminado mi noche sin estrellas, gracias por guiarme hasta la salida de la oscuridad - me puse de puntillas y le di un pequeño beso en la mejilla, como forma de agradecimiento, lo dejé detrás aturdido.

Resulta que sí que era una gran y preciosa luna que sabía que me iba a iluminar de ahora en adelante, me senté junto a Suga en la cena y mientras escuchaba su conversación de fondo, solo podía pensar en la tranquilidad que me daba su voz ronca y en lo rápido que latía su corazón. No sabía lo que me depararía en un futuro

*

*

*

*

*

*

*

Holii amoresss, hoy vengo con uno de los capítulos que mas me ha costado escribir, el tema de los miedos es algo complicado, pero siempre hay algo o alguien en quien te puedes apoyar para superarlos poco a poco.

Como podemos ver también van avanzando poco a poco juntos pequeños polluelos, aunque hay un felino que no se lo pondrá fácil al cuervo .

Una ultima cosa, en la parte del abrazo, son interrumpidos por unos gritos, os dejo la escena en la que me he basado, que personalmente me hace mucha gracia (lo malo es que esta en ingles 😒)

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 03, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La reina sin coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora