El principe

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La semana paso muy rápido y era hora de demostrar de que pasta estábamos hechos, se perfectamente que este equipo no es el mejor, ni tiene a los mejores jugadores y mucho menos que este en su mejor momento, pero tengo claro que son unos luchadores y no se dejaran ganar fácilmente.

Fue complicado hacer las posiciones y se me hizo muy duro dejar fuera a Suga, pero el mejor que nadie sabe que cuando Tobio entro, su posición en el equipo tembló y que tendría que luchar para seguir en el campo.

La mañana era fría y se notaba un nerviosismo abrumador (sobre todo en ese pelinaranja), pero también emoción de poder enfrentarse a los reyes de la pista.

El viaje fue bastante movidito ya que Hinata vomito en los pantalones de Tanka, estaba claro que le habían metido mucha presión y su pequeño cuerpo no la soportaba.

Al bajar del bus fui en busca del entrenador del Aoba ,para confirmar nuestra presencia, pero como siempre no iba sola, sino escoltada por mi querido Tanaka que no quería dejarme sola en lo que según él era: "una selva de animales salvajes que están al acecho para poder atacar", algo que sin ninguna duda era una tontera, porque perfectamente podía defenderme de esos "animales", pero bueno Tanaka es así y no puedo hacer nada para cambiarlo.

-Oye sabes quién son los del Karasuno? - escuchamos, mientras nos escondíamos detrás de una esquina

- Solo he oído que son un equipo con un pasado, pero no con un presente y mucho menos un futuro- Eso me cabreo, pero no me moví.

-También he oído que tiene a un clavo que da muy mal rollo y una manager muy guapa.

-Espero que lo de la manager sea cierto- Tanaka no aguanto más y actuó.

-Oye vosotros- dijo con un tono tenebroso-es que acaso nos tenéis miedo, niños mimados- antes de que pudiera intervenir sentí que alguien me tocaba el hombro y al girarme vi a una rubio muy serio, un peliverde con sonrisa macabra y un pelinegro con mirada perdida parte de mi equipo más serios que nunca.

-Si chicos acaso los niños pijos nos tiene miedo- Tukki tenía un aura muy oscura y eso me gustaba.

Los chicos estaban sin habla, así que fue mi momento.

-Chicos, chicos que os he dicho de meteros con los niños del Aoba- parecieron respirar un poco- no veis que os estáis rebajando a la cobardía de unos niños miedosos que no tiene las agallas sufrientes para decirnos estas cosas a la cara, no perdamos el tiempo y demostrar en la pista que los cuervos han vuelto y tienen ganas de comer carroña- y antes de que pudiera seguir nuestro querido capitán nos cortó.

-Lo siento mucho chicos- dijo mientras cogía la cabeza de Tanaka en señal de disculpa

- Hebi, en serio? - pregunto Daichi

-Sí que pasa, no voy a dejar que juzguen a mis chicos sin verlos y mucho menos que los humillen. Es mi deber- Daichi solo se giró negando con la cabeza y se fue, pero sin poder evitar sonreír, sé que una de las cosas de las que se enamoro era esa personalidad rebelde y poco convencional, que según él me hacía única en mi especie y que definitivamente haría que me metería en más de un problema.

-Bien hecho- susurro Suga antes de seguir al capitán. Él siempre me apoya con este tipo de cosas ya que, si no fuera porque tiene que mantener una reputación de buen chico, ya les hubiera pateado el culo un mino de tres veces a cada uno, porque, aunque no lo parece él y yo éramos iguales.

Así que después de este pequeño altercado el partido comenzó y como era de esperar fue un desastre rotundo, aunque solo al principio, hasta que el más pequeño de todos se acostumbró a la presión y pudo por fin mostrar de lo que era capaz.

La reina sin coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora