Estado de alarma

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Hace dos días, la presidenta de la Comunidad Autónoma anunció que se cerraban colegios, bibliotecas, tanatorios, etc. Los profesores tendrían que  ir a trabajar pero los alumnos no. A partir del lunes y durante dos semanas.

Por eso decidimos que nuestros padres fueran a comprar ya y que llenasen la despensa para al menos quince días y no solo de yogures, sino de lo que considerasen que pudieran comer durante esas dos semanas.

Todo el mundo llenó la despensa más de la cuenta para ir lo menos posible al supermercado.

Hace tres semanas que no pasamos a limpiarles la casa a nuestros padres así que esta semana toca ir porque sino después será mucho tiempo sin ir.

A mi hijo pequeño le darán clase online, no sé muy bien como lo harán. Porque claro, no son vacaciones. 

Recomiendan que los próximos quince días la gente salga lo menos posible.

Algunos funcionarios ponen en marcha el teletrabajo. Desde el lunes el que pueda teletrabajar lo hará. En mi caso yo no puedo teletrabajar así que tendría que ir  de cuatro a ocho y media, menos horas y sin alumnos.

No tenemos gel, ni guantes, ni mascarillas. El miedo nos invade,  por si nos contagiamos o contagiamos a nuestros padres.

Las farmacias tampoco venden nada de esto porque el miedo al contagio ha hecho que la gente corra a aprovisionarse de gel, guantes y mascarillas y en unos pocos días se han agotado las existencias.

Consigo unas mascarillas de pintor y alcohol para desinfectar heridas. Es lo único que hay.

Ya son 4.200 contagiados en España aunque los medios de comunicación no informan tantos.


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