XVI

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JiMin despierta al siguiente día, completamente a salvo, con su madre llamando a la puerta e intentando evitar que el niño llegara tarde a la escuela. Los ojitos verdes se abren lentamente, y frente a él, más bien, a su lado, el diablo lo observaba mientras una de las comisuras de sus labios se elevaba lentamente.

—Yoon... —susurra suave y dulcemente, su voz sonando ronca debido a ser la primera vez en el día que hablaba.

La mano repleta de preciosos anillos de oro del ente va a los ricitos color chocolate de su niño favorito, el cual cierra nuevamente sus ojos y parece volver a revivir aquel momento en el cual no supo su realmente estaba despierto o había sido un sueño. Decidió quitarse la duda.

—¿Estuviste aquí toda la noche?

—No, he llegado hace unos minutos. —responde.

JiMin no se preocupa debido a que no se le cruza nada extraño por la cabeza, y además realmente estaba muy dormido así que no puede saberlo con exactitud. Comienza a refregar sus ojitos para no estar tan adormilado y poder levantarse para, al menos, darle un beso al diablo.

Sin embargo, éste último resulta ser más rápido debido a que se inclina y comienza a dejar suaves y lentos besos por el pálido y suave rostro de JiMin, el cual envuelve el cuello del ente con sus brazos y vuelve a cerrar sus ojos. Puede sentir como se está durmiendo poco a poco. Es cuando Yoongi lleva su mano a la espalda del rizado para darle una suave e íntima caricia por debajo del pijama que siente unas líneas de piel sobresalidas rozando las yemas de sus dedos.

El cuerpo del niño se estremece con un leve dolor y frunce el ceño, volviendo a abrir los ojos y observando el semblante del diablo. Éste tiene los ojos un poco más oscuros. —¿Qué te sucedió? —exige saber.

—¿Qué? ¿Qué tengo? —ni siquiera intenta verse debido a que es imposible. Yoongi presiona un poco su mano en los rasguños, provocando que JiMin sisee en un reclamo pero, apenas terminó, ya no sintiese más dolor. El diablo había sanado sus heridas.

—¿Yoon? ¿Qué sucede? Me estás... me estás asustando.

—No hay nada de qué asustarse. —miente, y atrajo a JiMin, volviendo a sentarse y dejándolo en su regazo, contra su pecho. El niño no se negó e incluso refregó su rostro contra el torso del arcángel, como un gatito.

— Levántate y vé a la escuela. Tengo unos asuntos pendientes, pero me verás aquí en la noche. —JiMin asiente y Yoongi lo toma del mentón, inclinándose y dejando un suave beso en sus labios.

—Vé, se hace tarde.

En realidad le importaba una mierda si se le hacía tarde en la escuela, porque la escuela y todo el maldito mundo, excepto JiMin, le importaba una mierda. Sin embargo, debía resolver unos asuntos pendientes. Porque el hijo de puta se metió con su niño.

El rizado se pone de pie luego de recibir un suave beso que le dejó cosquilleando los labios y salió de encima del regazo del diablo, caminando tranquilamente hacia el baño y cerrando la puerta detrás. A Yoongi no le tomó ni un segundo ponerse de pie y, en un parpadeo, estar en la habitación del último piso de la casa. La habitación de Seung y Eunji, solo que se encontraba el primero, el cual en realidad no era Seung y estaba en camisa blanca y calzones, buscando ropa para vestirse mientras silbaba una melodía irreconocible y completamente inconsciente de que el diablo se encontraba a unos centímetros, detrás de él.

—¿Tú le hiciste eso en la espalda a JiMin? —dice, y el demonio se lo toma tan sorpresivamente que arroja el pantalón que tenía en su mano y dar un grito algo cómico, girándose y observando aterrado al diablo.

—¿Q-Qué? No. No, no, señor. No. —da unos pasos hacia atrás hasta estar pegado a la pared.

—Y-Yo ni siquiera le hablo. —Eres el único demonio en la casa, y mi niño tiene rasguños en su espalda. —Seung no paraba de negar con la cabeza, aterrado.

DWTD ; ©YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora