"El otro lado." 1986.
Para ser un simple cajero en un supermercado de un pueblo bastante pequeño y algo fantasmal, en donde todos se conocían y compartían las mismas creencias, su vida no iba tan mal. Todas las mañanas se despertaba con el maldito gallo de despertador, y mientras su preciosa abuela preparaba el desayuno, él reproducía su canción favorita.
A veces sentía que ya no era su canción favorita, sino una parte de él. Se la pasaba cantando el mismo verso, la repetía una y otra vez sin duda alguna, y las personas que lo conocían, como su mejor amigo, rogaban a Dios y a todos los santos existentes que aquella tortura acabara.
Tal vez los demás no lo comprendían realmente: aquella canción era con la que Min Yoongi quería bailar hasta el cansancio, la que quería oír en una situación donde él saliese victorioso y otro –probablemente el prestamista del pueblo, al cual le debía bastante dinero– quedara boquiabierto.
Pero lo más importante es que era la única canción la cual podía escuchar y no tendría nada religioso de por medio. Últimamente los adolescentes estaban más rebeldes, pero, al menos en donde él vivía, era uno de los pocos que no le prestaba tanta atención a la religión. Su abuela estaba de acuerdo, ella creía que no había que vivir de la iglesia para amar a Dios.
Yoongi no estaba muy seguro de amar a Dios, y eso lo ponía terriblemente nervioso, incluso a sus veintidós años de edad. La gente podía ser muy persuasiva. Últimamente no le tenía miedo a la supuesta ira de Dios, y todo se debía a que no sólo no estaba seguro de amar a éste, sino que no sentía atracción por personas de su mismo género lo cual, según la gente de la iglesia en su pueblo, no estaba nada bien.
Él no podía evitarlo, le atraían y eso era todo. Se lo había comentado a su abuela, y ésta le había dicho que ya era una persona adulta y que hiciera lo que quisiera. Tal vez fue un castigo para ésta, o para Yoongi –realmente no estaba seguro– pero, meses después, su pequeña abuela enfermó del corazón, y dependía de un medicamento para continuar viviendo en buenas condiciones, y por un tiempo más.
Yoongi nunca quiso tanto tener a alguien más que aquella mujer, a alguien más que lo contuviera, que le prestara dinero de manera paciente. Un milagro, lo que sea. No siempre tenían el dinero suficiente, él era el único trabajando y tenía que hacer muchas cosas más en el supermercado para poder comprar el medicamento y que le alcanzara para otras cosas necesarias.
Pero últimamente todo era realmente agotador. Necesitaba dormir, y no podía conciliar el sueño durante las noches hasta que se hacía la madrugada. Dormía cuatro horas todos los días sabiendo que, tarde o temprano, el cansancio del trabajo y el agotamiento del insomnio harían su efecto.
¿Quién cuidaría a su abuela en ese entonces? No podía dejarla morir. Pero Yoongi cometió un error, y uno muy grande. Aquel día se había despertado tres horas después del horario de entrada en el trabajo. Nunca había corrido tan rápido en su vida, y aunque su abuela intentaba tranquilizarlo, diciéndole que estaría bien, éste no le hizo caso.
Apenas abrió la puerta de su casa, con cansancio en sus preciosos ojos azules y totalmente despeinado, se encontró con el causante de muchas de sus pesadillas. El prestamista.
—¡Yoongi! ¿Cómo va todo? ¿Bien? Te ves extraño sin tus lentes. — comentó, fingiendo un tono amigable.
Yoongi llevó la mano a su rostro, palmeando. Había olvidado sus estúpidos lentes. Eso explicaba el ver nublado, creía que podría quedarse ciego del cansancio. —Todo bien, iba al trabajo ahora. —cerró lentamente la puerta, pero sintió un tirón del otro lado.
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DWTD ; ©Yoonmin
FantasyEs 1967 y JiMin está harto de ser aquel chiquillo religioso el cual todos molestan. Ya cansado de Dios fingiendo no oírle, decide tomar otras riendas a escondidas. ¿Qué tan mal podría irle si recurriera al Diablo? ¿Qué tan rápido le oiría éste? Es...