Extra II

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"Estimados padres: Nos complace invitarlos al pequeño ensayo que presentará cada alumno de 1er y 3er curso por el festejo del Día del Padre. Día: viernes 16.
// Horario 11 a.m. ¡Los esperamos!"

La mismísima Muerte, también llamado Park JiMin, alzó su vista, curioso de ver la mirada de su esposo, el cual era el mismísimo diablo. Éste lucía neutro –como de costumbre–, sin mucho que expresar ante lo que había oído anteriormente salir de la boca de su niño favorito.

—... ¿Qué es lo que intentas explicar?

—Yoongi... —se quejó JiMin, cerrando el pequeño cuaderno del instituto al cual su hijo mayor asistía y dejándolo en la mesa de noche de la habitación de ambos seres sobrenaturales.

—... tenemos que ir.

—Ni hablar.

El diablo se rehusaba, realmente lo hacía. ¡No había nada de especial en aquel día! Era un día como otro, pero el instituto lo volvía especial y provocaba que los niños que asistían se sintieran mal debido a la ausencia de "algo tan importante".

Incluso le parecía ofensivo de parte de los mundanos conmemorar tal cosa. Sumando todo aquello, Yoongi no creía poder aguantar tanto la estupidez humana. No creía que todos fuesen así, pero los pocos que se habían presentado en su vida –excepto JiMin– tenían pensamientos realmente asquerosos, y se creían más que los demás.

No quería estar tan cerca, y se iba a encargar de criar a sus hijos de la manera correcta, incluso si apenas sabía hacerlo. Sin embargo, tuvo que soportar la cara de indignación proviniendo de su esposo cuando finalizó de confirmar su ausencia al evento.

—No puedo creer que estés siendo así. —hizo berrinche, como habitualmente hacia desde que tenía dieciséis años, aunque antes solía estar más callado y sumiso.

A Yoongi le gustaba el cambio que había tenido su niño, en todo el sentido de la palabra debido a que, bueno... lucía realmente guapo todo el maldito tiempo. —Yeonjun va a sentirse muy mal si no vamos. De seguro ha escrito un ensayo y todo. Jamás hemos asistido a un evento así. —continuó, sentándose en la cama lentamente y apartándose un poco del cálido cuerpo del diablo.

Ninguno dormía, por supuesto. JiMin solía hacerlo un poco, aún no se le iba del todo, pero era debido al aburrimiento cuando Yoongi no estaba presente en las noches, aunque eran pocas. También le sucedía en la tarde, cuando sus hijos dormían siesta y el agotador trabajo como rey de las almas no lo llamaba.

Estaba con su cabello despeinado, usando un pijama que se había comprado para el invierno –incluso si ya no sentía las bajas temperaturas como solía suceder–, cubierto con las mantas y con sus labios formando una trompita. Yoongi, en cambio, no tenía otra cosa que ropa interior, la cual pocas veces usaba.

Si fuese por él, andaría desnudo hasta por la sala, pero JiMin creyó que debería de estar usando ropa interior ahora que los niños estaban y podían entrar en cualquier momento al cuarto de sus padres. Éstos – muchas veces– olvidaban poner el pestillo.

—JiMinnie, Yeonjun detesta hacer deberes. —intentó calmar a su esposo, llevando su mano repleta de anillos al brazo contrario y tirando suavemente para tenerlo cerca.

—Apuesto a que ni siquiera ha hecho un párrafo, principalmente porque aún le cuesta escribir sobre el guión.

—Eres cruel. —ahora JiMin lucía molesto, con su ceño levemente fruncido.

Pocas veces eran las cuales Muerte no comprendía que, a pesar de ser el diablo, Yoongi no decía aquello con maldad. Apartó su brazo y volvió a acostarse, dándole la espalda a su esposo.

DWTD ; ©YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora