No era de esperarse que con el pasar de los días JiMin se la pasara en su cama, acurrucado y llorando. No podía simplemente olvidar que mientras todos se la pasaban de lo mejor con su actual padre, el alma de su verdadero padre estaba en el infierno, siendo torturada una y otra vez por quién sabe qué cosa que estaba allí, ya que Yoongi estaba junto a él.
Últimamente se la pasaba a su lado y todo porque el niño estaba de lo más deprimido. La culpa realmente lo estaba carcomiendo, y la presencia del diablo lo empeoraba todo. Fue cuando éste último se dió cuenta de aquello que decidió ponerle un fin.
—Voy a irme. —el diablo se puso de pie luego de estar un rato sentado en el borde de la cama de su niño favorito, el cual estaba envuelto en las sábanas y sollozaba, lamentándose el haberse puesto al nivel de las personas malas.
Yoongi no solo iba a irse porque JiMin estaba lo bastante deteriorado para hacerle compañía, también estaba el hecho de tener que oír cosas que no eran ciertas. ¿Por qué el rizado cargaba con toda la culpa, cuando fue el ente el cual decidió enviar al imbécil al infierno? ¿Por qué ensuciaba sus propias manos cuando lo único que había en ellas era suavidad y delicadeza?
¿Qué buscaba provocar en el diablo al estar mentalmente castigándose de aquella manera? El rostro del rizado, el cual estaba con la nariz enrojecida, ojos levemente hinchados y llenos de lágrimas, y ricitos pegados en éste se hace visible luego de unos largos minutos en donde lo mantuvo oculto bajo las cobijas.
—¿Q-Qué? —Estás demasiado mal, demasiado deteriorado.
---Voy a irme, al menos por dos días. —y, maldita sea, que no lo estaba preguntando.
Lo iba a hacer y punto. JiMin se puso de pie, torpemente avanzando hacia el bello hombre frente a él, aferrándose al brazo de éste. Ambos se sorprenden por la falta de estabilidad del niño, el temblor comienza a apropiarse de su cuerpo y la manera en que la respiración se le corta.
—No. No, n-no. No te vayas, p-por favor... —inhala entrecortadamente y se le rasga el pecho con cada sollozo.
El diablo puede sentirlo en carne propia, y aunque no siente más que leves pinchazos en el pecho, como si se le hubiera dormido algún músculo, sabe que JiMin lo siente en demasía.
—Y-Yo... lo siento.
—JiMin. —se acerca al niño, notándolo realmente pálido.
Suavemente pasa uno de sus brazos por detrás de la espalda del rizado, y el otro por debajo de sus piernas. Llevó su nariz a los rizos castaños de su ángel y suspiró sobre éstos, acunándolo contra su pecho.
—Pequeño...
Era impresionante lo que el humano podía provocarle con tan solo mencionar el hecho de necesitarlo. —No sé qué haré sin ti, por favor, yo... —aprieta la yema de sus dedos contra la camisa, sobre el hombro del diablo.
—... yo no...
Yoongi comienza a encaminarse al baño, y cuando llega tan solo deja a su niño favorito sobre la tapa del retrete, apoyándolo contra la pared. No le dice que deje de llorar cuando su llanto se incrementa, tan solo se dirige hacia la bañera y comienza a llenarla con agua tibia mientras se quita la camisa y los zapatos, quedando en pantalones.
Una vez la bañera se encuentra llena se acerca a su niño y comienza a desvestirlo básicamente a la fuerza hasta dejarlo en ropa interior, tomándolo en brazos y llevándolo consigo hasta la bañera. Se metió y dejó a JiMin sobre su pecho, llevando su mano repleta de anillos al agua y pasándola por el rostro del niño a pesar de que éste se removía para intentar respirar.
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DWTD ; ©Yoonmin
FantasiEs 1967 y JiMin está harto de ser aquel chiquillo religioso el cual todos molestan. Ya cansado de Dios fingiendo no oírle, decide tomar otras riendas a escondidas. ¿Qué tan mal podría irle si recurriera al Diablo? ¿Qué tan rápido le oiría éste? Es...