t r e s

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Seis semanas.

El omega pasó sus manos lentamente sobre su suave hoodie, eliminando cualquier arruga que estuviera sobre este, esperaba por su esposo cerca de la puerta principal, pues hoy sería su primera cita con el obstetra e irían juntos, era pronto pues Felix quería asegurarse que todo estuviera bien con el mini Hwang.

Ninguno de los dos podía esconder su felicidad, el hecho de que aquello que deseaban estaba realmente pasando los tenía emocionados, pues la cruel realidad era que muchas de las personas que deseaban tener un bebé no podían tenerlo y ambos se habían resignado que esa sería su cruel realidad también, hasta que llegó ese hermoso milagro, el milagro de la vida creciendo en el vientre de Felix.

Ni siquiera habían llegado al consultorio cuando los ojos del omega ya estaban cristalizados, cada día se encontraba más conmocionado, siendo él una persona que sentía que le habían arrebatado el sueño de experimentar la paternidad, parecía tan fuera de la realidad, había perdido la esperanza, fue agradablemente sorprendido.

Hyunjin, quien estaba saliendo finalmente de la habitación, se encontró con la imagen de Felix pasando sus dedos cerca de sus ojos, quitando el rastro de sus lágrimas. Se acercó a él sonriente y abrió la puerta de la casa dejándolo salir.

—Felix, no puedes llorar cada vez que recuerdas que estás en cinta —dijo aun riendo y desbloqueando su auto con él control en su mano, además recibió un golpe leve de su esposo, que le reclama por resaltar el hecho de que estaba llorando, pues eso lo hacía querer llorar más.

Felix abrió la puerta tomando asiento en el lugar del copiloto.

—No es mi culpa ser sentimental, estúpido—respondió cuándo Hyunjin estaba a su lado.

—Ya, ya, no hacía falta tu maltrato verbal—puso en marcha el vehículo, por supuesto que a Hyunjin tambien le conmovía aquello que estaban viviendo pero no lo demostraba tanto como el menor.

—¿Crees que sea muy pequeño? Mnm yo creo que es del tamaño de un frijolito, espero que crezca pronto, muchos odian ponerse gordos pero yo sería feliz al ver y sentir lo grande que está mi bebé —hablaba animadamente el menor mientras el mayor sonreía por sus ocurrencias, Felix divagando sobre temas de su embarazo era el pan de cada día.

El alfa era feliz porque su omega lo estaba, había vuelto aquel chico juguetón y alegre, así quería verlo por siempre, quería asegurarse de hacer feliz a su esposo toda la vida.

[...]

Si había algo que Hwang Felix no tenía era paciencia, y eso comenzaba a afectar mientras esperaba su turno, su pierna se movía desesperada y los juegos en su teléfono no eran suficientes para calmar su ansiedad, quería pasar allí ahora.

Hyunjin por su parte dormía con la boca entre abierta, para el no era un problema esperar, pues el podía dormir en cualquier lado y las filas de hospital eran buena excusa para hacerlo.

La secretaria del obstetra anunció que Felix era el siguiente, así que este le pegó en el cuello a Hyunjin para que sé levantara.

—hyung, no es hora de dormir— regañó mientras tomaba camino hacía el consultorio.

—Mnm, ¿que?—el alfa de estiró en su lugar sin recordar bien en dónde estaba, que hora era, o al menos su nombre, hasta que vio a un insistente Felix llamarle con su mano.

Ambos entraron al consultorio, este tenía ese característico olor a medicinas y desinfectante, Felix sentía cosquillitas en su vientre, los nervios estaban atacandolo, Hyunjin tomó su mano al sentirlo nervioso, confortandolo.

𝗗𝗔𝗘𝗕𝗔𝗞          |                     HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora