c i n c o

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Once semanas.

Con su ceño fruncido miraba directamente al espejo, su camisa estan sin abrochar los botones por lo que tenía una perfecta vista de su abdomen desnudo, se movió en diferentes ángulos y sonrió al encontrar lo que quería, pasando su mano con delicadeza sintiendo aquel relieve tan adorado.

Y es que si, había amanecido con el vientre un poco más hinchado, era apenas un pequeño bultito, una adorable curvatura, que sus dedos picaban por tocar, acariciar y mimar, pues se encontraba la prueba de que su pequeño milagro estaba allí, creciendo.

El alfa miraba desde el marco de la puerta, mordiendo nerviosamente su labio, Felix era inmensamente feliz al notar el crecimiento de su pancita y era impaciente en cuánto al tema, recuerda sus pucheros y caras de decepción a diario cuándo no notaba nada nuevo en su cuerpo, él extrañamente anhelaba ver su panza crecer.

Hyunjin tenía su hipótesis con respecto a la actitud de Felix en este caso, su omega adoraba ver que era cierto que un cachorrito habitaba y crecía en él, por que por más que se lo dijeran, para él era impresionante el haber quedado en cinta, por lo que mientras más pruebas tenía de su estado mejor se sentía.

—¡Hyung!—gritó alegremente aún sin percatarse que el alfa estaba justo a unos pasos de él.

—Aquí, Lix— habló bajito, pero de igual forma el omega se exaltó.

—¡HyunJin! ¿estabas espiandome?—lo miró acusadoramente y el mayor rió por sus expresiones.

Caminó hasta a él, quedando muy cerca como para invadir su espacio personal.

—No tengo como negarlo, he sido atrapado—el mayor se encogió de hombros.

—¿Entonces viste?— pregunta el omega, la ilusión baña su voz y no tiene como ocultarlo.

El alfa fija su mirada en su vientre y no se resiste a pasar sus manos por la linda curvatura que se encuentra en este, causando un escalofrio en el contrario. Solo la suave caricia había provacado que el aroma a leche de fresas aumentara y se dispersara por la habitación.

Ambos abrieron sus ojos de sobremanera al notar aquel aroma, era el aroma de su pequeño, ¿pero cómo era posible que este hubiera logrado expandir dicho aroma con su corto desarrollo?

—HyunJin... ¿el cachorrito?

—Al parecer nuestro bebé es más inteligente de lo que pensabamos.— interrumpió el mayor retirando su mano del lugar.

—Own hyung, este bebé es realmente un hermoso regalo, nos ha deleitado con su suave aroma aún cuándo se suponía que no era capaz de hacerlo, sólo al sentir a su padre alfa, esto es impresionante amor. — el omega se lanzó a los brazos del mayor siendo recibido de inmediato por esos palidos brazos.

—Lo es amor—besó su frente con orgullo, orgullo de su omega y su cachorro, sus más grandes tesoros.— pero ahora abrochate la camisa rápido, tienes que ir a trabajar.

Felix gruñó y curvó su labio inferior
en un puchero.

—Pero no quiero ir—reclamó —¿por que hay que trabajar?

—¿Que dices Lix? Si a ti te encanta tu trabajo — dice separandose de su abrazo.

—No...

—Ah no, Felix, no serás un mantenido —mientras hablaba abrochaba el mismo los botones de la camisa del menor. —vamos a desayunar y te dejó en la empresa bebé.

—¿hiciste el desayuno, hyung?—pregunta con sorpresa, pues muy pocas veces HyunJin cocinaba.

—Mnjun ¿ves? Todo lo que hago por ti, debo estar muy enamorado.

𝗗𝗔𝗘𝗕𝗔𝗞          |                     HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora