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Myléne salió de las sombras cuando Chat se acercó a su solar, aunque
ella no lo sobresaltó. Estaba contento de no tener que llamarla siempre.
Tenía la extraña habilidad de saber cuando la necesitaban.

Ella meneó la cabeza. - ¿Puedo conseguirte algo, mi señor?

-Comida y bebida por favor -dijo Chat, luego entró en su solar.

Zoe caminó hacia el fuego, extendiendo sus manos al calor, frotándolas, aunque su frialdad era mucho más profunda. Había estado ansiosa por hablar con Adrien sobre su padre, pero ahora que había llegado el momento, se sentía preocupada.

La comida y la bebida llegaron, y justo después de que la puerta se cerró
detrás de los sirvientes, Adrien se acercó a su hermana.

Zoe se giró antes de que él se pusiera unos pies delante de ella.

- ¿Es verdad? ¿Es mi padre?

Chat señaló una silla junto al fuego.

-Siéntate.

Ella sacudió su cabeza.

- ¿Por qué tú y mamá no me dijeron la verdad?

Adrien le había prometido a su madre que nunca le revelaría la verdad a Zoe. Pero en las circunstancias actuales, creía que ella entendería la necesidad de que lo hiciera.

-Mamá había llegado a casa un día golpeada y magullada. Pensé que había
sido violada, pero ella lo negó. Luego, cuando ella comenzó a dar rodeos,
supe que había tenido razón. Pero ella había insistido en que no había sido
violada, aunque no ofrecía ninguna otra razón para estar embarazada. Me
dijo que sería mejor para todos que el bebé creciera creyendo que mi padre
también era su padre, a pesar de que había estado muerto demasiado
tiempo para que eso fuera posible. Sin embargo, yo era un muchacho joven
entonces-sonrió-, ni siquiera yo conoci a mi padre, solo lo conoci a travez de los relatos que mamá me contaba a menudo. No discutí con mamá. Ella ya había sufrido demasiado, y cuando naciste estaba muy feliz. Yo también. Le diste alegría a nuestras vidas.

- ¿Ella me quería entonces? -preguntó Zoe, porque lo había dudado,
aunque solo brevemente, si tal vez su madre no tenía más remedio que
aceptarla como su hija, así como Luka no tenía más remedio que aceptar los decretos del rey.

Adrien extendió la mano y tomó su mano entre las suyas.

- ¿Si te quería? Ella te amaba más que a nada. Estaba tan emocionada el
día que naciste como yo. Te abrazó todo el tiempo y te cantó.

-Recuerdo que ella hacía lo mismo contigo, abrazándote a menudo.

-Mamá era una madre amorosa, y una buena mujer. Trabajó duro para que
pudiéramos sobrevivir. Me hizo prometer con su último aliento que te
cuidaría, y que dejaríamos la granja atrás.

- ¿Crees que este Agreste podría ser mi padre?

-Hubo un tiempo en que mamá parecía verdaderamente feliz.
Trabajaba en los campos, y no siempre estaba allí para ayudarla. Quería que
aprendiera sobre las armas, y cómo defenderme, así que había llegado a un
acuerdo con un viejo guerrero que se había detenido en la granja por agua
un día. Mi mentor, el maestro Fu. Estaba paralizado por el dolor de años de lucha y lesiones interminables, aunque soportaba bien su sufrimiento. Él me enseñó lo que necesitaba saber para defenderme a cambio de comida y refugio en la pequeña choza en nuestra propiedad. Él aceptó, y es la razón por la que soy hábil en armas y peleas.

-Y la razón por la que ella tenía tiempo para encontrarse con un amante- dijo Zoe, las piezas cayeron en su lugar.

Adrien asintió. -Yo había pensado lo mismo cuando Gabriel Agreste afirmó que él era tu padre. Y no se puede negar que existe una gran semejanza entre ustedes dos, especialmente sus ojos azules. Son exactamente el mismo color.

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