Zoe se despertó a la mañana siguiente con un poco de frío. No tuvo que abrir los ojos para saber que estaba sola en la cama. Se había despertado una vez en medio de la noche para encontrarse envuelta cómodamente en los poderosos brazos de Luka. Ella había acurrucado su mejilla contra su cálido y sólido pecho, y se había vuelto a dormir, sintiéndose más segura que antes. Abrió los ojos mientras estiraba los brazos sobre su cabeza, esperando ver a Luka en algún lugar de la cabaña de una sola habitación, pero no solo estaba sola en la cama, sino también la cabaña. Se sentó y miró a su alrededor otra vez, el fuego se había avivado, la habitación permanecía tibia y la capa no estaba.
Comida. Sin duda él fue a buscarles comida. Bajó los pies de la cama, se puso las botas y envolvió una de las mantas firmemente a su alrededor, y se acercó al fuego. Ella sacudió la cabeza ante el repentino pensamiento de que extrañaba la abadía. Quería irse de ese
lugar desde el día en que Chat la había dejado ahí y estando en la cabaña,
deseaba estar en la abadía, al menos para el desayuno. Las gachas calientes
sonaban bien en este momento. Ella recogió su vestido roto de la silla y se
sentó. Hoy ella repararía la prenda lo mejor que pudiera. Las monjas le
habían dicho que viajara ligera que su hermano tendría todo lo que necesitara cuando llegara a casa. Pero ella había querido llevar ciertas cosas con ella, como sabía que las monjas la reprenderían si apareciera cargada de
bultos, había cosido algunas cosas en el dobladillo de su capa. Sus hierbas
favoritas eran una y sus agujas eran otra.Su vestido de lana era suave al tacto y, aunque el color gris pálido le recordaba el sencillo vestido de las monjas, siempre lo había preferido, tal vez porque Chat se lo había dado en una de sus visitas. Se había sorprendido cuando Luka lo había arrancado por la mitad para quitárselo, pero no tan sorprendida de cómo se sentía cuando sus manos comenzaron a calentar su cuerpo.
No lo pienses. No lo hagas. Se advirtió demasiado tarde. Imágenes y recuerdos se precipitaron sobre ella junto con esos malvados hormigueos ¿Nunca se irían? La persiguieron como pequeños insectos febriles mordisqueando su piel, aunque si ella era honesta consigo misma, se sentía más como pequeños insectos febriles atormentando su piel.
La puerta se abrió entonces y Luka entró, con nieve fresca cubriendo su
capa.- ¿Nieve otra vez?
-No es pesada, pequeños copos y constante-. Depositó su capa sobre la
clavija y colocó el cubo que llevaba delante del fuego. Colocó un pez grande
y limpio en la mesa del hogar, se volvió para mirar a Zoe y sonrió.-Lo limpié afuera.
Ella le devolvió la sonrisa. -Como te confesé, culpa a las monjas por mi
obsesión por la limpieza.- ¿Por qué otra cosa debería culparlas? -preguntó, y aunque lo dijo en tono burlón, la forma en que ella arrugó su cara aparentemente la hizo tomar en serio su pregunta.
-Mi curiosidad.
Él rió. -Tengo la sensación de que siempre sentiste curiosidad.
-Mi madre hubiera estado de acuerdo contigo. Ella me decía que yo sobrepasaba mi cuota de preguntas. Pero las monjas casi nunca respondieron alguna de mis preguntas, y las pocas que respondieron no
tenían sentido. Así que naturalmente...-Tu curiosidad creció-terminó.
- ¿Cómo no podría?
-No reprimiré tu curiosidad, así que haz cualquier pregunta, la que desees.
Lo hizo parecer tan fácil, pero no lo fue. Ella no podía discutir nada con él, especialmente cuando se trataba de intimidad. Él no era su marido. Todavía
era un extraño, aunque tal vez no tanto como antes.

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La Voz Del Amor
FanfictionEl amor es desolador cuando pierdes ala primer persona que te enseñó a amar. Jamás pensó que la vida le pondría tan difícil tarea, pero destino es un viejo cruel al que le gusta burlarse de nosotros. Aceptaría el decreto del rey, una unión por inter...