"Prométemelo... Prométeme que serás una buena persona..."
Esas fueron las últimas palabras que Yami Akari escuchó de su madre antes de fallecer... Lamentablemente el mundo no es un lugar benevolente... Pero lo intentó, a pesar de las dificultades...
"Todo esta listo Akari" -dijo Ingrid con seriedad-.
"Muy bien, empecemos con esto"
En la casa del joven mago, este se encontraba meditando. Frente a el había un fuentón con agua. Lentamente Akari estiró su mano y la introdujo en el agua.
"No lo olvides Akari, este es el prototipo para los consumibles curativos" -comentó la entidad de su interior-.
"Lo se, la magia esta lista, ahora abra que intentar prueba y error para encontrar la mejor forma para desarrollarla"
La palma del joven empezó a brillar de un color verde claro y al poco tiempo el agua empezaba a tomar el mismo color que la magia. Cuando Akari abrió los ojos este sonrió.
"¡Felicidades joven amo!" -exclamó Ingrid emocionada- "¡Ha creado un elixir curativo!"
El joven se levantó y tomo un cuchillo de cocina.
"Veamos si funciona..."
Presionando contra sus dientes, Akari empezó a cortarse el brazo apretando sus dientes. Provocándose un corte que iba desde su mano hasta por encima del hombro.
"¡Akari!" -exclamó Ingrid preocupada-.
"Es la manera más rápida para probar el elixir..."
El joven se acercó al fuentón con agua colorida. La juntó en su mano y la bebió. Un tenue dulzor acompañado por una sensación cálida cayó por su garganta. Momentos después vapor empezó a emerger de su herida. Akari lo observó con atención mientras el dolor iba desapareciendo y los bordes de la herida empezaron a brillar del color del elixir. El brillo recubrió la herida por completo y segundos después el brillo desapareció al igual que la herida. No tenia ni una sola marca o cicatriz.
Akari empezó a reírse alzando su puño.
"¡Es un completó éxito!" -exclamó contento- "Al menos para las heridas leves, necesitaré más experimentos para ver cuando poderoso es el poder curativo en su totalidad"
"No lo olvides Akari, el poder del Twilight Healing ha sido modificado para que el agua tome sus propiedades curativas" -comentó Ingrid- "Dependiendo de la cantidad de mana infundida variará la potencia de la curación"
"Entendido" -comentó el joven mirando el elixir pensativo- "Se me acaba de ocurrir una idea..."
Akari juntó agua en sus manos y cerró los ojos. Instantes después el elixir empezó a enfriarse mientras se moldeaba hasta tener un exterior congelado y el interior liquido. El joven abrió los ojos y volvió a sonreír al ver el resultado.
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"Esto es..."
"El elixir curativo pero lo modifiqué, podrías llamarlas Piedras Curativas" -comentó observando su creación- "El exterior tiene una delgada capa de hielo reforzado para evitar el derretimiento mientras el interior es liquido, solo necesitas ponerla en tu boca y romperla con los dientes para usarlas"
