"Prométemelo... Prométeme que serás una buena persona..."
Esas fueron las últimas palabras que Yami Akari escuchó de su madre antes de fallecer... Lamentablemente el mundo no es un lugar benevolente... Pero lo intentó, a pesar de las dificultades...
El caballero rubio estaba emocionado... Después de tanto tiempo por fin su objetivo estaba al alcance, las sorpresa de la vida a veces son realmente increíbles, pero era momento para pensar en eso; era hora de usar todo lo que tenía para destruir esas malditas espadas sagradas. Como luchador experimentado que era sabía bastante bien la importancia de mantener la mente fría durante una pelea pero en este caso se le era muy difícil. ¿Cómo no podía estar emocionado sabiendo que tenía la razón de su existencia a tan solo unos pocos metros de distancia...? Desde que se alejó de su ex rey, Yuuto había estado cazando cualquier entidad que pudiera darle la más mínima información sobre los responsables de la tragedia de su pasado pero sin una victoria verdadera a la mano y justo cuando vino por suministros al Club De Ocultismo se encontró con semejante escenario.
Despues de que Akeno y Tsubaki colocaran una barrera en el patio del club los oponentes tomaron su posición... Akari lucharía contra Irina mientras que Xenovia pelearía contra Yuuto, la rubia juntó sus manos y empezó a rezar mientras la zafiro miraba con seriedad a ambos jóvenes.
"Dios por favor perdona a estos demonios ignorantes..." -suplicó la exorcista- "Encuentra en tu gracia la bondad para que no sufran una muerte dolorosa..."
Y ambas exorcistas sacaron sus espadas sagradas.
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"¿Listo para caer, demonio?" -preguntó Xenovia apuntando su arma al rubio-.
Yuuto sonrió confiado.
"No seré yo el que termine en el suelo rogando por otra oportunidad... ¡Sword Birth!"
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La expresión de la exorcista zafiro se llenó de seriedad al ver el despliegue de armas del rubio, al mismo tiempo Irina estaba en guardia mirando a Akari quien simplemente estaba ahí con las manos en los bolsillos.
"¿No vas a usar un arma?" -preguntó la rubia-.
"No la necesito" -respondió el mago- "Pero sería interesante tener una de esas espadas especiales..." -extendió la mano- "¿Me la prestas?"
