House of Rex || House of the dragon

Capitulo IV: Blofeo

Titulo alternativo: ¿Y esa cola tiene dueño?

El sol se pondría en un par de horas, dos para ser exactos, aquello según lo que el protector de la corona había conseguido contar; según la última carta de su hermano el fin de la campaña se acercaba y tendría que estar en su palacio con la corona del rey de Mendeles desde hace una semana. En el salón real los ánimos hervían sobre la mesa del rey ante la amenaza de la muerte del príncipe.

– Tal vez, mi príncipe encontró complicaciones, digamos, un error en las pezuñas de los caballos o...

– El príncipe tiene un maldito dragón –, el tercero de los señores en la mesa del salón tomo iniciativa de acercarse al rey contraviniendo las palabras de su compañero –. Debemos comenzar a hacernos la idea de que el príncipe podría estar muerto, garantizar la sucesión es primordial en este momento.

– Garantizar algo que ya está establecido es más que un despropósito señor.

– Eso es cierto – el quinto hablaba con toda tranquilidad – en caso de que el príncipe no regrese su coronación será hecha de inmediato, a menos que el emperador encuentre una razón para que no se haga.

– La razón es que mi hermano no está muerto. – La voz incesante del protector de la corona se escuchó en toda la sala, a diferencia de su primera intervención, en esta se alzó como una espada poniéndose justo al centro y a la vista de todos –. El no solo gobernará por derecho divino, sino porque es el único imbatible de todos los que nos encontramos aquí. Si quiere es capaz determinar con sus vidas y nadie podría reclamar al respecto ¿Cómo tomará tras su regreso, enterarse que se conspira en su contra?

– No es una conspiración, es el príncipe que no regresa. Si está muerto, que en este momento es lo más seguro, es necesario tener a alguien que ocupe su lugar. No solo por las tradiciones, por la estabilidad. Con el muerto ¿Crees enserio que nuestros vasallos no van a intentar revelarse? No podemos guardarle un luto por más que lo deseáramos.

– No vamos a guardar un luto por nadie, Nerón no está muerto, solo está retrasado –, concluyó escondiendo el quiebre en sus palabras. Fácilmente podría ceder a la idea de su hermano muerto en la guerra, pero esperaba no tener que aceptarlo; a sí mismo se prometió no creer en ello hasta no tener el cadáver sobre sus manos –. Si lo estuviera ¿Dónde está Zakarr?

– Confiar en esa bestia es un despropósito, usted sabe mejor que todos que ese dragón es capaz de comerse hasta a su propio jinete. No necesita volver y no lo hará hasta que no le entren ganas y si lo hace es probable que no sea en términos amistosos. – Ahora estaban los dos sobre el centro de la sala – ahora; si hubiera algún problema con su traslado podría regresar sobre su dragón.

– Nerón, tu jodido príncipe, jamás ha atravesado las entradas de la capital sobre su dragón después de una batalla. El día que lo haga estaremos perdidos.

El arrebato puso a los dos rubios cara a cara, con uno sujetando el brazo del contrario para evitar algún ademan irrespetuoso. El más joven contraía sus facciones en un intento por enmascarar la tristeza que le traía el considerar a su príncipe muerto, el contrario daba puntos válidos y le sostenía la vista, sus ojos descoloridos acababan por arder en el deseo de que su propuesta fuera aceptada por el siguiente en la sucesión.

– Padre por favor – rogo el más joven a su pariente consanguíneo, un susurro que cargaba con la pesada tarea de hacer entender al mayor que su insolencia seria tomada a mal por el emperador que solo observaba en su trono.

Estruendos vinieron desde la ventana, voces jubilosas del pueblo que se amontonaba sobre la avenida principal. No habían sido capaces de notarlo ya que el camino desde la entrada a la capital y el palacio eran lejanos, tampoco pudieron recibir mensaje de algún caballero ya que a estas juntas no podía entrar nadie que no contara con un cargo lo suficientemente alto. Por primera vez en esa semana de retraso el príncipe mostró una sonrisa completamente abiertos y abrió sus ojos vidriosos ante lo que aquellos gritos significaban. Aun resistía el impulso de correr hasta el balcón real para ser el primero de la sala en mirarlo. Para su lastima aquello no sería posible gracias al estatus que aún guardaba, en estos 22 años de vida solo aprendía las diferencias que su puesto encontraba con relación al que deseaba, aunque también estaba consciente de lo sencillo que le seria tomarlo en cuanto Nero advirtiera el paso del tiempo, comenzaba a preocuparle que fuese tan idiota como para no percatarse antes de fallecer.