House of Rex || House of the dragon

II: El esclavo que será rey

Titulo alternativo: Aprovecha a ligar con el hijo del compa de tu papá mientras ellos juegan legos.

Pasaron dos años en los que el joven príncipe no pronuncio una sola palabra de lo sucedido dentro de la fortaleza del mar, aunque estuvo tentado a hacerlo, a su regreso como era usual recibió cuestionamientos de su hermano. Aserexes demostraba una curiosidad incipiente en lo que fuera que sucedió en el otro lado del mundo, por supuesto que tomo la iniciativa de contarle todo cuanto estuviera en sus manos, después de todo era su mismo comportamiento cada que regresaba de algún lugar. Todavía recordaba cómo fue recibido tras su primera batalla a sus cortos 14 años había peleado a lomo de su dragón, suficiente para que su contemporáneo mandara arreglar el salón de recibimiento con las mejores flores de temporadas a fin de dar un buen recibimiento seguido de una excelsa comida.

Al no haber riesgo de morir no era necesario que este último se esforzara tanto en su llegada, pero igualmente no perdió oportunidad de ordenar la mejor ternera mientras escuchaba cada detalle del sitio. Claro que no pudo dar los detalles que le gustaría haber dado, porque ¿De qué forma comenzaba a conversar sobre un príncipe con quien hablo escasos minutos? Al final no recabo más información solo habiendo pasado una noche en el sitio; el mismo se encontró de pie en su propia alcoba tratando de reconstruir los pedazos de su memoria sin ayuda ¿De qué le servía saber que era el menor de cuatro hermanos? No hallaba el objeto de las cuentas sobre sus diferencias etarias o el lugar en el que se encontraba el castillo de Westeros ¿Pensaba enviar un cuervo? Por supuesto que no, el animal no iba a soportar el viaje, menos saber si la carta se entregaría correctamente y si se llegase a interceptar no podría vivir con la humillación de que alguien supiera que el heredero de la corona de un reino que nada tiene que ver está interesado en la amistad de uno que ni siquiera llegaría a rey.

De nuevo a cuestas de su animal, pensaba en que ni siquiera se dignó a mencionar una palabra sobre las acusaciones hechas en el salón aquel día, tampoco a cuestionar el aparente cansancio de su padre; por lo que una vez más de camino al reino vecino decidió resucitar el tema.

– Padre – llamó reclamando la atención del segundo que en un movimiento indico la cercanía de sus monturas, el dragón más pequeño aún tenía sus ventajas – ¿Recuerdas el desastre del salón? Aquella ves en el funeral en... Marca... Merca...

– Marcaderivia – corrigió – sí, lo recuerdo ¿Qué hay con eso?

– Solo pensaba, los hijos de la princesa ¿Son bastardos?

El silencio apareció, en el rostro de rey no hay más que una mueca de no comprender la razón de la pregunta. Sabía que no era normal en su hijo preocuparse por esa clase cosas, después de todo a este lo que le gustaba eran las batallas y la gloria que venía con ellas, jamás se paraba a preguntar quienes o porque estaba quitándoles la vida, solamente fungía como la espada de un buen puño. Le parecía extraño también que no preguntase inmediatamente, prefería suponer que era por la boda, el casar al hijo de la princesa con la hija de Vicerys era el movimiento justo y atinado, no encontraban un objeto en el casamiento, pero al ser tan cordialmente invitados en ningún momento pensó en cuestionar.

– ¿Importa si lo son?

– No, o eso supongo; quiero decir no es como que me importe, como has dicho tú. De todas formas, jamás coronaríamos a un bastardo, si eso es lo que me preguntas, yo mismo preferiría cortarme la garganta antes de ceder mi corona a alguien que no pario mi madre.

– Si eso te preocupa, sin duda a ellos los ha parido su madre.

– No es a eso a lo que me refiero, es solo ¿Por qué permitirlo? Si pensamos en que todos ellos son valiryos puros no existe razón para que salieran de esa forma y lo sean o no ¿Por qué el rey hace tantos ojos ciegos? Le sacaron un ojo a su tío y no tuvieron ni medio regaño. No es mi deber el cuestionar las elecciones de un hombre para con su familia, pero es estúpido pensar que...