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"Esté donde esté, en cualquier situación, recuerda que siempre estaré ahí para tí"—

En medio de la noche, sus lágrimas cristalinas brotaban como una cascada infinita, reflejando en estas el brillo de la luna que ingresaba por medio del ventanal de cristal. El por qué sufrió aquella espantosa pesadilla seguía siendo un misterio, uno al que no le apetecía indagar  más de lo necesario, tomándolo como lo que era, un sueño irreal producido por su inconciente.

Su rostro descansaba en el pecho del rubio, quien se esforzaba en consolarla haciéndole entender que no había nada que temer. Que esas imágenes no contaban con el poder de dañarla ni a ella, ni a él.

¿Pero cómo no alterarse?

Lo vió morir, presenció en carne propia como su figura paterna desprendía su último aliento. Su vida le había sido arrebatada justo frente a sus ojos, atestiguando cada parte del sangriento espectáculo.

Muy difícilmente podría borrar esa imagen tan cruda de su cabeza.

—Necesitas dormir— se alejó de ella, poniéndose de pié para que la chica consiguiera acomodarse con mayor facilidad.

—¿Y qué tal si es algo que puede pasar a futuro?— nuevamente las preguntas la atormentaban y Poseidón tuvo que buscar otro método para sosegar sus nervios.

—No eres un horáculo o vidente, los sueños sólo son sueños— habló con convicción, revolviendo la cabellera azabache de la menor, esta última no muy convencida de sus palabras —duérmete mocosa— se despidió saliendo posteriormente de la habitación.

________________ suspiró, le sería  difícil conciliar el sueño el resto de la noche.

Sorbió un poco del té que se le fue servido. La noche anterior se la pasó dando vueltas en la cama y eso trajo como consecuencias que a la mañana del día siguiente sus párpados le pesaran, quedándose dormida durante cortos períodos de tiempo.

—_____________, estás derramando tu té— advirtió Hades encarando una ceja. Su repentino aviso exaltó a la aludida, reaccionando demasiado tarde a su advertencia, pues el té ya estaba disperso por todo su vestido blanco —demonios...— murmuró en voz baja, maldiciéndose una y otra vez a sí misma por sobrepensar cosas tan insignificantes como un sueño.

—Lo siento tío— se puso de píe inmediatamente, reparando  como el líquido había manchado parte del sofá de terciopelo que pertenecía al peliplateado —arruiné tu sofá— frotó sus sienes con frustración, un problema más en su lista.

Hades dejó su taza a un lado para ayudarla, entregándole un pañuelo con el fin de limpiarse.

—Espero tener un vestido a mano. Espera aquí— indicó marchándose a pasos apresurados de la sala de estár en busca de ropa extra para su sobrina.

Mientras tanto, ______________ trató de reparar el desastre restante que ella misma ocacionó, tan solo empeorándolo cuando en un intento de disminuir la gran mancha, terminó por causar que la misma se expandiera todavía más.

—Maldita sea— maldijo por segunda vez, frunciendo el ceño por lo que su propia torpeza causó.

Lo último que quería era darle más dolores de cabeza a su tío, quien ya bastante había soportado cuidándola ese día en la ausencia de Poseidón. Y aunque él mismo se ofreciera a recibirla en su palacio, siempre le pareció mejor idea quedarse en el suyo.

Hali《Poseidón》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora