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"Te amo, Eren. Siempre lo he hecho.".... No.

"Hey, cara de mierda, me gustas."... puede ser.

"Sabes... eres la persona más linda que-"... no, no me gusta.

¿Qué le digo? No soy bueno para estas cosas, porque literalmente, es la primera vez que me siento en la obligación de dar mi primer paso. Podría decirse que lo de Pieck... bueno, ella se enteró por bocas ajenas a mí vida que me gustaba, y la pelinegra dio el paso primero. Lo dio incluso si no sentía nada por mí. 

Ahora, estoy siendo presionado para decirle al maldito de Eren que es la persona que me encanta desde hace bastante tiempo, incluso antes de que sepa qué era lo que sentía. Y ¿Cómo lo haré? Fácil... no tengo ni la menor idea de qué hacer. 

—Mierda.—Maldije en un susurro por milésima vez en la noche, pues me encontraba acostado en mi cama, dando vueltas y vueltas, pensando desde hace rato en qué hacer con todo este tema. Ya se volvió un grano en el culo de tan molesto que es. Y es que Eren ya era uno desde hacía tiempo. 

Por fin dejé que el sueño me atrape, y me envolví entre mis sabanas, pareciendo una oruga deprimida.

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Estábamos solos, yo y él, en un camino que no supe descifrar. Mas no me importó, pues me pareció la oportunidad perfecta para decirle todo lo que sentía. 

Miré al frente, donde el castaño se encontraba caminando tranquilamente sin mirar atrás. Sin verme. Corrí hacia él, y lo tomé del hombro.

—Hey, Eren.—El me miró con su ceño fruncido, como si estuviese esperando a que me burle de él para comenzar una pelea más de las miles que tuvimos a lo largo de estos años. 

—¿Qué?—Preguntó seco, poniéndose cara a cara conmigo y de brazos cruzados, esperando mi respuesta.

Tragué saliva.—sabes... me he sentido un tanto... extraño cada que estaba contigo.dije con voz clara, declarando con eso que no venía a hacer guerra, sino paz. Eren, al notar eso, alzó una ceja y me miró confundido.—tuve que hablar con marco para descubrir que... que yo...—Miré al suelo, soltando una risa nasal con una sonrisa tonta, para posteriormente relamer mis labios casi secos.—que tú...— 

Eren pareció descubrir mi intención. Bajó sus brazos, y los colocó enfrente mío, poniendo distancia entre ambos. Sonrió mientras fruncía el ceño y me miraba con asco. 

—Wow. Wow. ¿No me digas qué-?—Preguntó mirándome. Estaba atónito, con los ojos abiertos y con cara sorprendida, dándole la razón con solo verme de esa forma.—¿En serio?—Comenzó a carcajear de manera histérica. 

Me sentí avergonzado, humillado, y sobre todo lo demás: Rechazado. 

—¿En serio crees que me gustaría alguien como...—Preguntó escaneándome de arriba a abajo con asco.—¿como tú?—Comenzó a negar repetidamente con la cabeza mientras sonreía como idiota.—No, gracias. Tampoco me gustaría que tú estés enamorado de mí. Es súper horroroso. Tipo, con mi vida ya es suficiente.—Se burló mientras reía. 

—¿Qué te pasa?—Cuestioné enojado. No podía soportar que me dijera otra palabra más porque si no...

—¿Cómo que qué me pasa? ¿No lo ves? Creí que serías más listo. Es obvio que nunca te correspondería. ¿Nunca te ves al espejo, gay de mierda?—Sentí una punzada en el pecho. Una punzada tan fuerte que llevé mi mano allí.

Jeager me miró con asco nuevamente, y volteó para caminar lejos de mí. Yo solo sentía que estaba allí, existiendo porque estaba obligado a hacerlo, en contra de mi voluntad. Miré mi pecho: un agujero del tamaño de mi puño estaba allí, en el lugar donde mi corazón debía estar, y no estaba. 

Jodido Jeager || JearenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora