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Eren Jodido Jeager. 

El chico más lindo de todo mi puto salón. O por lo menos desde mi punto de vista. Y es que todos en mi aula son unos feos de mierda, y lo lamento por Marco, pero es lo mismo. También incluyo a las minas. 

Sí, llegué a pensar que Mikasa estaba buenísima. Que Historia era muy pequeña como para acostarme con ella. Mina era muy inocente. Sasha ni hablar de lo pervertida que era. También que Ymir era muy masculina para mi gusto, algo que no tiene mucho sentido que digamos, porque lamentablemente me gustaba un masculino. Oh, y Annie estaba fuera de mi ligue, ella ya estaba fichada por dos personas y no pensaba estar en la friendzone junto con ellos. 

Mierda, los chicos tampoco me atraían. Y de eso no hace falta discutir el por qué.

—Hey, Berthold. Mira.—Reiner le mostró una foto de una mina que estaba trabajando en un lavadero de autos, y lamentablemente le tomaron la fotografía en una pose reveladora. Al rubio prácticamente se le caía la baba mientras reía como un pervertido. 

Simplemente asqueroso. 

Pero, carajo, como me encantaba Eren Jodido Jeager. 

¿Qué se suponía que era yo si no me gustaban ni los hombres ni las mujeres? ¿Erensexual? Y no lo digo de broma, literalmente parecía eso. No tenía ningún tipo de atracción por nadie que no era él desde hace años, y eso me preocupaba una banda. Es como si me entregara en bandeja de plata a Eren si él me lo pidiera. 

—Hey, cara de Pony. ¿Qué miras?—Preguntó Eren, quien estaba cara a cara conmigo en la mesa de la cafetería. Olvidé que lo estaba mirando. El castaño formó una sonrisa coqueta en sus labios.—¿Acaso te gusto?—Cuestionó nuevamente.

Sí. Obvio. Yes. Yeah. Oui. Completamente sí. Claro. Hai. Siu. Obvius. Of course. Évident. Y en todos los idiomas, sí. Joder, claro que sí. 

Imité su sonrisa y me incliné hacia él.—¿Y qué si lo hago, bastardo suicida?—Dije sin pensar. Ahora solo quedaba rezar porque no me tome en serio... y si es posible, que me tome en serio. Eren, sin borrar su sonrisa anterior, imitó mi acción y me se acercó, mirándome disimuladamente los labios. 

Carajo, qué hermoso pibe. 

—Gay de mierda.—Me dijo una vez se me acercó lo suficiente al rostro, eructándome en la cara. Comencé a toser mientras me sonrojaba levemente. Cubriéndome la boca, y haciendo lo posible para no oler el olor a comida mal masticada, y al mismo tiempo, ocultaba mi sonrojo.  

—Apestas, Jeager.—Dije mirándolo fijamente con el ceño fruncido. Él se encogió de brazos, y me volvió a mirar con una sonrisita más chica que antes. 

—Pero te gusto así.—Murmuró en voz baja, lo suficientemente alto como para que lo logre escuchar con un poco de esfuerzo. Tensé mi mandíbula y continué comiendo la comida que prácticamente ni toqué, ignorando el hecho de que quizá, Eren sepa que me gusta. 

Pero a quién mierda le importa. 

El que tenga miedo a morir, que no nazca. 

—¿En serio piensas que me gustas? Si algún día alguien llega a amar tu...—Dije levantando mi mirada hacia él, escaneándolo.—cara de niño pateado, me gustaría poder verlo.—Pero obviamente lo que dije era mentira, porque alguien ya lo amaba, y ese era yo. No sé si enorgullecerme o no. 

Eren me miró con desprecio, como si mi respuesta le disgustara, y comenzó a revolver su comida con el tenedor en mano. 

—Qué raro que no se hayan peleado mientras no estábamos.—Dijo Armin mientras se sentaba al lado de su amigo, al mismo tiempo en que Mikasa, Marco y Connie se acomodaban al rededor nuestro. 

Jodido Jeager || JearenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora