Capítulo 10

216 14 7
                                    

Estaba nervioso. 

Esta noche haría que valga la pena, no puedo creer que haya tirado todo mi orgullo a la mierda y le pregunté a la mismísima Mikasa consejos para vestirme como una persona medianamente decente y guapo para la puta fiesta del puto de Floch, y más le valía a Jean hacer algo conmigo porque ya estaba a medio metro de agarrarlo de la camisa y gritarle lo mucho que me encanta, claro que seguido de unos cuantos golpes que podrían ser arreglados con muchos besos... y quien sabe qué más. 

Me miré al espejo mientras me ponía mi chaqueta de cuero. Hoy hacía bastante frío, y mi cabello largo y suelto hacia que me dé un poco más de calor, cosa que no era tan necesaria gracias al calor que mis mejillas me daban por estar pensando en qué perfume debería ponerme para que Jean me recuerde bien esta noche. 

Tragué saliva. 

¿Esta noche? Mierda, suena muy romántico. Es como si solo fuese una estúpida cita con Jean en vez de la maldita fiesta del tarado de Floch, casi comenzaba a olvidar que era el anfitrión. 

Había decidido que sería mi noche... nuestra, mejor dicho. 

¿Qué podría hacer hoy? Estaba tan putamente nervioso que no podía evitar insultar a lo loco cualquier estupidez del camino. 

Seguramente todos estarían arreglados... ¿será que Jean está tan emocionado como yo? Mierda, realmente tengo muchas ganas de hacer algo hoy. 

Él dijo que pasaría a buscarme hoy, supuse que sería en su motocicleta nueva que su madre le regaló cuando cumplió los diecisiete. 

Carajo, subirme a su moto y rodear mis brazos por su cintura, apoyar mi cabeza en su ancha espalda y dios, tener que levantar mi cabeza para mirarlo era algo que hacía que mis rodillas tiemblen de la emoción con solo imaginarlo. 

Tragué saliva con fuerza al sentir como mis dedos temblaban levemente mientras sostenía el frasco del perfume que Mikasa me recomendó usar, casi inutilizándome la mano. Mis ojos pasaban por mis mejillas sonrosadas en el espejo, al mismo tiempo en que me rociaba el intenso y atractivo aroma del perfume por mi cuello, detrás de las orejas, en mis muñecas, y por ultimo, dentro de mi chaqueta, solo para que sea un poco más fuerte. 

Carajo, ¿y si cuando viene Jean, en vez de ir a la fiesta, le digo para ir a un lugar más privado, donde estemos solos? Podría decirle que conduzca hasta... no sé, ¿a su casa? ¿a un restaurante? Podría hacer una reservación justo en este momento. O quizá simplemente ir a un lugar completamente solo para... besarnos y... ay, dios mío. 

Mis mejillas estaban ardiendo como la mierda. 

—Eren. 

La voz de Mikasa me sacó de cada maldito pensamiento fuera de lugar y me hizo dar un pequeño salto sobre mis propios pies del susto, casi sintiéndome atrapado por haber sido interrumpido en medio de mis pensamientos intrusivos. 

—¡¿Qué?!—Le grité con una mano en el pecho, prácticamente sintiendo como mi corazón quería salirse del mediastino. 

Mi hermanita me dió una larga mirada, sus ojos azules recorriendo toda mi figura con una mirada de asombro mientras miraba el conjunto de ropa que ella misma me había elegido luego de unas pequeñas cuantas horas dando vueltas por todo mi clóset para encontrarme buenas prendas. 

—Demonios, no sabía que bajo a ese vagabundo había un lindo chico—Bromeó, con tu típico tono de inexpresivo que casi me hacían confundir, de no ser que soy su hermano seguramente me habría enojado con ella.

—Sí, sí, gracias, como sea—Dije con un tono irritado, mis ojos volviendo a mi figura en el espejo mientras me arreglaba el cabello.—¿Qué querías? Estoy algo ocupado. 

Jodido Jeager || JearenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora