8.

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Todo el plan de Eren se fue a la mierda, todo por culpa de ese pelirrojo hijo de... bueno, todo fue culpa de Floch. 

No me malentiendan, no es que Eren esté rencoroso solo porque ese lindo pelirrojito (nótese el sarcasmo) le coqueteó en su cara a su preciado Jean Kirstein (o sea, sí, pero eso no es todo), sino porque por culpa de Floch, el caballito no tenía tiempo para él. 

En los últimos días, Jean y Eren ya no se hablaban para casi nada, y casi ni se veían. Ya llegó hasta el punto en que la gente comenzó a extrañar de alguna forma las peleas que esos dos idiotas se armaban cada que uno respiraba fuerte cerca del otro. E incluso llegaron a pensar que se habrían armado una disputa tan grande que ahora no querían ni verse. 

Y es que bueno, cualquiera pensaría eso...

—Oye ¡Jean! ¿quieres ir conmigo a la casa de Armin para jugar videojuegos. Dice que ayer le regalaron la Play 5. 

—¿Ah? No, perdón, quedé con Floch esta tarde para acompañarlo a comprar algo. 

...

—Caballo, qué bueno que te encontré. ¿Vienes conmigo a...

—No, Floch y yo iremos a caminar por ahí. 

...

—Jean, ¿tienes tiempo para...

—Ah, disculpa, tengo que atender esta llamada. 

—Oh, ¿y de quién es? 

—Floch. 

Y así. Le negó tantas veces las salidas, invitaciones o reuniones a los que le invitaba, que ahora ya ni le daban ganas de seguir intentando. Quiero decir, es obvio que seguiría intentando, pero le dolía todo el pecho y su estómago se revolvía de una manera tan extraña y asquerosa cuando mencionaba a Floch Forster. 

Lo peor de todo, es que cuando por fin, luego de muchísimos intentos tratando de hacer que charlen, de alguna u otra forma siempre, pero siempre terminaban hablando de lo mismo; ¡Floch Forster y su estúpida cabeza pelirroja! 

Ya se cansó de oír su puto nombre, por lo que sí, tuvo que alejarse de Jean antes de comenzar a convulsionar solo por escuchar al "innombrable". 

—¿Me estás escuchando, Eren?—Preguntó Jean con un tono de molestia, mirando a Eren con su ceño fruncido. 

—No, perdón, estaba pensando—Respondió el castaño, un poco avergonzado por haber sido atrapado perdido entre las nubes.—¿qué me decías?—cuestionó Eren, ahora sí mostrando interés y atención a lo que Jean decía. 

—¿Tienes todo listo? Espero que vayas bien vestido, no quiero tener que pasar vergüenza al decir que te conozco si es que vas como un vagabundo—Respondió el caballo, burlándose de él mientras le daba un mordisco a su manzana. 

—¿De qué hablas?—Dijo Eren luego de haber curvado una ceja. Miró a Jean, y esperó un poquito impaciente a que termine de masticar el gran pedazo de fruta para que hable. 

Sintió un cosquilleo en su estómago al ver cómo la comida le pasaba por la garganta, y hacía un movimiento bastante atractivo desde su punto de vista, pero luego apartó la mirada hacia otro lado cuando Jean lo miró a los ojos con serenidad. 

—Mierda, ¿ya lo olvidaste? vamos a la fiesta de Floch, duh—Respondió Jean como si fuese la cosa más obvia del mundo, al mismo tiempo en que le daba otra mordida a la manzana. 

Eren se desinteresó del tema al instante en que mencionó al "innombrable", y giró su cabeza a otro lado desanimado para mirar a cualquier otra cosa que sea más interesante que ese tema. Se cruzó de brazos, e hizo una especie de puchero que Jean alcanzó a notar, pero que no le tomó importancia. 

Jodido Jeager || JearenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora