Capítulo 11

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—Recuerdo... recuerdo haberte dicho que te alejaras de mi hija.

No podía creer lo que estaba viendo, unas gotas de sangre fluían de mi boca. Estando en el suelo giré y al lograr divisar bien mi entorno tenía ante mí al señor De Waal.

Furioso y con una actitud desafiante cito las palabras antes mencionadas.

—¿Qué haces aquí? ¡DIME!

—Sr De Waal... ¿Co... como se atreve a golpearme?—pregunté extrañado al ver que los guardias que estaban detrás de él no decían ni hacían nada.

—Responde mi pregunta niño estúpido.

—¡Papáááá!

—Tú cállate Rose—exclamó—. ¡Responde!

—Sr De Waal —Me puse de pie y lo mire fijamente escupiendo el poco de sangre que me quedaba en la boca—.Sinceramente vine porque, porque no me importa nada su opinión de que yo vea o no a su hija. Necesitaba verla antes de su partida y necesito que ella sepa que no me rendiré hasta volver a verla...

—¡Ay cállate niño! ¿Para qué quieres volver a verla?—interrumpió con una expresión de arrogancia en su rostro—.De seguro tienes la esperanza que Rose al pasar el tiempo siga recordando aquel joven venezolano pobre, que ella no se fije en los elegantes y apuestos jóvenes europeos por esperar tú regreso, ¿cierto? Que tierno eres hijo, pero no seas iluso, eso nunca, escúchame —Tomó mis brazos con fuerzas y me miro a los ojos—, nunca va a pasar.

—Exactamente eso es lo que espero Sr De Waal.

—¿Qué?—preguntó extrañado, se ve que no esperaba esta respuesta.

—Sr De Waal, usted es europeo, elegante y acaudalado—comenté con voz burlonamente desafiante—, pero, al llegar a casa se encuentra vacía, sin amor, sin nada, dígame algo, todo lo antes mencionado, ¿de qué le sirve si nadie lo ama?—proseguí— El amor se basa mucho más que en algo físico o de status social, el amor es mucho más profundo que eso.

Pasajeros con destino a Ámsterdam, Holanda. Por favor abordar.
Repetimos: Pasajeros con destino a Ámsterdam, Holanda. Por favor abordar.

—Matthew—musitó Rose con voz sutil y llorosa. Su papá me soltó y le hizo una seña a los guardias para que me agarraran—. No te olvidare, lo prometo...

Su padre la tomo del brazo y no pude escuchar lo que continuó diciendo pues los guardias de seguridad me sostuvieron con fuerza y uno de ellos me explico que estaba en serios problemas, aunque nada para mí era entendible pues me encontraba desorientado, entendía que por mucho tiempo Rose no estaría conmigo.

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