Capítulo 8

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7 años atrás...

El ventilador giraba debido a la ola de calor en Venezuela, las ventanas permanecían abiertas, la cortina que hacía las veces de puerta en mi casa se movía al ritmo del viento, de repente oí un grito, la voz me era conocida, era Rose gritando mi nombre…

—¡Roseeeeee! Voy bajando…

Rose se había convertido en mi vida entera, llevaba 2 años conociéndola y su amistad me salvo de los huecos más profundos. Cuando mi hermana Olivia murió mientras yo tenía apenas 14 años, allí fue cuando Rose se convirtió en mi mejor amiga, apoyo, sustento, fuente de consuelo, etc.

Estuvo apoyándome incondicionalmente y aún lo seguía haciendo. Me prometí que nunca la abandonaría y me esforzaría por ayudarla en todo lo que pudiera.

—Hasta que por fin bajas a abrirme la puerta.

—Se dice: “Amigo, ¡Hola!, ¿Cómo est… —al ver su expresión facial mi conversación paso de un tono divertido a uno más serio, se notaba triste, definitivamente no era Rose—¿Te…te pasa algo?

—Matthew, me voy a Holanda. Mejor dicho, mi papá me llevara a Holanda a rehacer mi vida —lloraba mientras decía esta palabras— ¿Sabes? Entiendo que tú y tu mamá sean pobres, pero aun no entiendo, ¿qué tiene que ver eso con nuestra amistad? ¡Matthew! Mi papá me está mandando allá porque quiere separarme de ti, dice que “una amistad con un joven de un barrio de Venezuela, que de paso es hijo de la señora que limpia mi casa no puede ser tu mejor amigo Rose”

—¿Qué? Ya va, no entiendo nada, si hasta ayer todo estaba normal, ¿cómo es eso de que te vas? Además porq…

—Mat —interrumpió—. A mí esto me duele mucho y todo fue una sorpresa para mí, hoy mi papá llego con los boletos y con estos tontos argumentos después de descubrir quien eras realmente; bueno, cual es realmente tu posición social. El viaje es mañana a las 7:00 AM —su voz se rompía con mucha fuerza—. Solo, solo vine a despedirme Mat, sé que quizás nunca más volvamos a vernos, ni siquiera tengo la dirección de mi casa allá para enviarnos cartas, además somos menores de edad, no sé ni que más decir, ¡Te quiero Mat! Debo irme, mi papá no sabe que estoy aquí.

Luego de un abrazo en el cual yo no paraba de llorar pude ver como su chofer la tomaba la llamaba para llevarla nuevamente a casa, corrí hasta la avenida principal, pero el auto se había ido, me quede en el suelo de rodillas mientras la lluvia camuflajeaba mis lágrimas de dolor tras aquel momento desgarrador en mi vida.

Pero, no me iba a rendir.

Look at the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora