Con la desaparición de Alison Dilaurentis, su hermana Audrey y sus amigas comienzan a recibir mensajes anónimos, y se dan cuenta de que en un pueblo tan pequeño como Rosewood todos te conocen. Y eventualmente tus mayores secretos serán revelados. Po...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
capítulo veintitrés, toby cavanaugh
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Mi libro de química está ahí?— le preguntó Emily a Audrey. La joven DiLaurentis se encontraba en su casa, anoche Fields no quiso que volviera sola a su departamento en ese estado y menos luego del mensaje de -A sobre Jason, así que la invitó a dormir a su hogar.
Pam la recibió con galletas recién horneadas y pastas caseras para cenar. Adoraba a Audrey, siempre le había parecido una niña muy amable y dulce, así como su hija. Y a la castaña le encantaba ir a lo de Emily, la quería mucho a su amiga, aunque al cenar con ellos y ver cómo bromeaban como una familia feliz (a pesar de conocer los problemas que tenían por parte de Em) la hacía sentir más sola de lo normal. Le pasaba mucho también con la familia Montgomery, bueno... antes de cómo -A los dividió.
Audrey estaba distraída en sus propios pensamientos, mirando por la ventana el vecindario. Vio a lo lejos la casa de los Cavanaugh, y el buzón completamente destruido.
—Uh... no, no lo creo.
—Debe estar en la habitación, no en el patio.— le recalcó Emily.
—¿Qué le pasó al buzón de los Cavanaugh?
—No es la primera vez que lo golpean. Y seguro no fue un accidente. Cada vez que vuelvo, Toby está ahí limpiando un nuevo desastre. Y no vayas a decir que se lo merece.
Audrey frunció sus labios y el ceño —No puedo creer que dijeras eso.
—Pero es cierto, ¿no? Seguramente lo pensaste.— le dijo Emily, mientras continuaba buscando su libro.
Audrey pensó en lo que su amiga dijo, y en que algo de razón tenía. Bueno, no es que ahora haya pensado en ello, pero sí lo hubiera hecho semanas atrás. Antes de pensar en Ian como un posible asesino.
Ignoró el comentario de Fields y señaló un libro en el suelo —¿Es ese?
—Oh, gracias.
Audrey giró su rostro hacia la ventana nuevamente, y cuando Toby apareció a un lado del buzón volvió su cuerpo hacia la habitación —¿Todavía crees que alguien lo incriminó?
