𝐏𝐄𝐑𝐒𝐏𝐄𝐂𝐓𝐈𝐕𝐀 𝐃𝐄 𝐒𝐔𝐊𝐔𝐍𝐀.Todo esto es una tortura.
Estar en el cuerpo del mocoso es una tortura de no poder hacer nada , no puedo distraerme , intenté cerrar los ojos nuevamente pero algo inesperado paso.
- Ryomen - escuché que alguien me llamo pero esa voz?! Creo que me e vuelto sordo , no podría ser - Si me escuchas , necesito preguntarte algo - Carajo, si es ella , abrí los ojos de par en par sorprendido debido a lo que acabo de escuchar.
Si lo que dijo es verdad debe de ser algo importante , ella no se atrevería a preguntarme algo sin importancia debe de ser algo importante - inconscientemente sonreí - Pensé que necesitaba acercarme a ella pero no , ella se acercó a mi - sonreí feliz debido a lo que escuché.
Preferí esperarme unos minutos para no sonar desesperado, pasaron unos minutos e hice acto de presencia tomando el cuerpo del mocoso.
Cuando tome posesión completa del cuerpo del mocoso me senté volteando a verla viendo que estaba echada en una posesión completamente comprometedora.
Si lo que quiere es provocarme , lo está logrando - me relami los labios al verla.
Estaba vestida con una blusa de manga largas que se le marcaba el cuerpo viendo gran parte de su abdomen y sus pechos y un short que se marcan demasiado bien con su cabello en un lado , voltee mirando a la pulgosa dormida en un lado.
Me acerqué a ella rápidamente quedando mi boca en su uello haciendo que se siente abruptamente pero solo miraba al frente de manera neutra.
- Te atreves a llamarme a mi , al gran Ryomen Sukuna y nisiquiera estás temblando - mi aliento chocó con su mejilla de ella haciendo que su piel se erice - Mírame mujer , dame la cara - le susurre ahora en su oreja de manera amenazante.
Como una estrella fugaz me llegó una idea a mi mente.
Oh reina mía , no sabes lo que te espera ahora - pensé viendo a mi esposa quién se encontraba mirando al frente para voltear a verme.
- Dime que es lo que quieres como para que me estés jodiendo a estas horas - le amenace susurrando en su oreja.
- Necesito respuestas - me encaró ahora quedando los dos a centímetros de nuestros rostros.
Me reí ante su intento de orden sabiendo que en el fondo no esta tan firme con lo demuestra físicamente - Y crees que te la daré?! Quién te crees para ordenarme de esa manera - pase mis largas uñas por su mejilla - Encima te atreves a mirarme sin mi permiso , te crees tanto mujer?! Crees que no soy capaz de matarte en estos momentos?! - le pregunté agarrando de sus cabellos sin hacerle daño.
- De ser así me hubieras matado desde el primer momento que me vistes - me respondí sin bajar la mirada.
Distes en el blanco reina - pensé mirándola - Sabe de lo que soy capaz de hacer.