CAPÍTULO 28.

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ÉL

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ÉL.

Ashley definitivamente tenía muchas cosas en la cabeza, no solo bastantes, eran demasiadas

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Ashley definitivamente tenía muchas cosas en la cabeza, no solo bastantes, eran demasiadas. Si alguien pudiera leer mentes no sería capaz de entender ni siquiera un poco en lo que pensaba ella día y noche sin cesar. Pensar y pensar y que su humano y su demonio interior discutieran la agotaban por completo, pero por una vez en mucho pero muchísimo tiempo; ambas partes parecieron ponerse de acuerdo para callarse, y el silencio durante todo el camino que había emprendido el día anterior estaba siendo infernal. No estaba acostumbrada a tal falta de ruido y de conflicto en su mente, y ese silencio solo conseguía ponerla más nerviosa por lo que leyó en aquella maldita nota. Tampoco ayudaba para nada el hecho de que aquellos extraños cuervos le estuvieran mostrando el camino y no pudieran hablar para resolver sus dudas existenciales.

Ese dichoso papel que las aves le habían entregado afirmaba que sabía de su sangre real, de sus conexiones con la familia de demonios que nada más ni nada menos que gobernaba en el caótico mundo y la terrible época en la que les había tocado vivir a aquellos niños huérfanos.

Y el que alguien externo a su círculo, es decir, simplemente Norman y ella, supiera de aquello; chocaba con sus planes y la ponía extremadamente nerviosa. No había previsto en ningún momento que otra criatura se interfiera en sus objetivos ya establecidos, lo tenía todo tan sumamente calculado que esa nota quebró su mente al punto de que Ashley ya no sabía qué esperar: había accedido a encontrarse con el remitente y no sabía cuál era el siguiente paso. Asesinarlo, simplemente hablar, llegar a algún tipo de acuerdo... no tenía idea alguna de sus intenciones o de sus pensamientos, y eso la hacía sentirse vulnerable. No quería sentirse débil una vez más, porque aún cuando tenía la fuerza suficiente como para romper un cráneo de un solo golpe o la inteligencia para crear un plan milimétrico para los siguientes años; seguía teniendo miedo de que su inestabilidad mental le fallara y demostrara que después de todo seguía siendo una niña que tenía muchísimos problemas y una gran falta de confianza.

Inconscientemente la albina llevó una de sus manos hasta su cuello, buscando apretar el pañuelo rojo que estuvo acostumbrada a llevar de niña. Sin embargo no estaba ahí como era de esperar, y recordar simplemente que lo dejó con aquel chico de cabello negro la relajó un poco. Porque Ashley tenía dos maneras de calmar su sed de sangre, y esas eran o recordar a su familia y soñar con que estuvieran vivos, o simplemente asesinar al primer demonio que se cruzara en su camino con la intención de capturarla y arrebatarle la cabeza por órdenes de arriba.

❛ANGEL❜ → TPNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora