❝Era un demonio que se disfrazó de ángel frente a todos nosotros.❞
→ Ashley podía ver la felicidad en el rostro de todos sus hermanos, sin embargo ella jamás había sido capaz de sonreír verdaderamente y ni siquiera sabía el por qué. Se sentía vacía...
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DOS OPCIONES.
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Ashley tan solo pudo pensar en lo muy estúpidos que eran todos los presentes en la sala, con la excepción de ella misma, por supuesto, y Zazie, quién apenas era un niño de cinco años obligado a criarse en un horrible ambiente y con el que habían experimentado desde que respiró por primera vez. No lo podía culpar por nada, de hecho, le tenía cierto cariño de alguna forma; era como un pequeño perro leal y protector que la seguía y ponía su confianza en un diablo disfrazado de ángel como ella.
El resto eran todos y cada uno de ellos fácilmente manipulables.
━Está bien. Zazie.━lo llamó con un tono relajado a pesar de que estuvieran rodeados por completo de demonios. Al fin y al cabo, se encontraban en la guarida de Gilan, un ex-aristócrata que fue traicionado por el resto de las casas nobles y la realeza.━Cualquier movimiento en vano, y yo misma me encargaré de echar este sitio abajo.
Norman retuvo un suspiro y simplemente tomó asiento junto a la de ojos rojos. Se encontraban allí para hacer un trato con el clan del demonio que tenían en frente de ellos: a cambio de su fuerza y liberar a los niños ganado, el clan de Gilan podría regir un nuevo mundo y utilizar sus granjas con los humanos de los Ratri. Un plan para derrocar un sistema que había sido impuesto por cientos y cientos de años estaba a punto de llegar a su fin.
Pero todo era una vil mentira. Allí iniciaba su plan, usarían a esos demonios para que se mataran entre ellos.
━William Minerva, Corbin... los estuve esperando, es un placer conocerlos.━dijo el viejo demonio con claras segundas intenciones, pero la albina apenas prestó atención al monólogo que hizo Lord Gilan.
No servía de nada escuchar las palabras vacías de los títeres que pronto fallecerían en el escenario que ella misma había preparado durante tanto tiempo. Le sería mucho más cómodo ver el espectáculo que creó, a sus propias marionetas destrozarse las unas a las otras para convertir su teatro en una historia sangrienta sin un final feliz más que para su propio autor; así como haría un dios cruel dispuesto a sacrificarlo todo excepto a él mismo.
