Una omega zorra sollozaba con tristeza y dolor ante las contracciones, estando sentada en el suelo en el basurero del hospital.
Un alfa tigre acababa de estacionar el auto en el estacionamiento del hospital cargando a su omega coneja en brazos, quien sufría contracciones, cuando los sollozos les sorprendieron. Al ver al costado y ver a la omega entre los basureros, el alfa corrió a la entrada. -¡Ayuda por favor!¡Mi omega está en labor de parto y otra omega está en el basurero, creo que también en labor de parto!-
Rápidamente cuatro enfermeros llegaron, dos se encargaron de preparar a la omega coneja en una camilla, mientras que los otros dos entraron a la omega zorra en otra camilla, quien al entrar estaba inconsciente ya que había perdido mucha sangre.
Las horas pasaron, el parto de la coneja pasó sin complicaciones, estando ahora amamantando a su pequeño bebé tigre. Pero tanto ella como su alfa seguían preocupados por esa omega abandonada en el estacionamiento. -Ruka, quédate con Kyojuro, voy a ver si todo está bien con esa omega y su cachorro.-
-De acuerdo Shinjuro. Por favor avísame.- El alfa asintió dándole un dulce beso en los labios a su omega y un suave beso en la frente a su cachorro, retirándose a la sala de parto.
Se asomó por aquella sala, viendo como la omega estaba inconsciente y pálida y los doctores hacían un corte en su vientre. -Doctor, no creo que sea buena idea, la omega tiene seis meses de embarazo. Lo más seguro es que no sobreviva ni ella ni el cachorro o que el cachorro necesite cuidados especiales que nadie podría darle. Lo mejor será que la vida siga su transcurso.- Hablaba la dueña del hospital.
-¿No lograron contactar al padre del cachorro?- Preguntó el doctor preocupado.
-No. En sus cosas solo encontramos identificación y muy poco dinero. Por lo que sabemos se llama Lucy Loyola y es de Alemania, pero no sabemos como es que llegó aquí. Lo mejor será dejar que las cosas pasen solas.-
En ese momento, la omega abrió sus ojos débilmente y de esos preciosos arcoíris salieron lágrimas. -Salven... Salven a mi Douma.- Sollozó con tristeza antes de perder la vida.
-¡Ya escucharon!¡Salven al cachorro!¡Si se apresuran antes de que la placenta pierda oxígeno podría sobrevivir en una incubadora!¡Soy Shinjuro Rengoku, Jefe de Neonatologos del hospital de Capital y yo me haré cargo de ese cachorro como si fuera mi cría!-
El doctor sonrió y procedió con la cesárea, mientras la jefa del hospital hechaba humo por las orejas y se iba furiosa.
Como era de esperarse, la omega murió y el cachorro gracias a que Shinjuro le salvó la vida reanimandolo varias veces sobrevivió y estuvo en una incubadora recibiendo el oxígeno y alimento a través del suero.
Ruka sonrió alegre al ver a su alfa entrar después de tantas horas y miró confundida que entraba solo con un pequeño cachorrito de zorro peliplateado en una incubadora. -¿Y su mamá?-
Shinjuro negó dándole la identificación de la difunta omega alemana. Al entenderlo, la pelinegra bajó sus orejitas grises de conejo con tristeza, al menos así fue hasta que unos papeles y un bolígrafo se pusieron delante suyo. Sonrió alegre al leer los papeles de adopción ya firmados por su alfa y volteó hacia el.
Shinjuro cargaba sonriente a Kyojuro, quien veía con curiosidad al pequeño cachorrito de zorro dormir en la incubadora. Sonrió con ternura y firmó los papeles sin dudarlo.
Veinte años después...
Un zorro chillaba alegre mientras corría con su hermano tigre y su hermanito conejo por el jardín de la casa.
El tigre grande tiene 20 años, cabello y ojos amarillos y rojos como el fuego y con su forma animal, como está ahora, es un gran tigre amarillo de rayas rojas que superaba en el doble de tamaño al zorro y triple al conejo.