Estaba sentado en el cesped junto a un gran lago, el cual era rodeado por bosque, en el sector del lago donde estaba instalado, lugar donde había pasto en lugar de árboles, habían dos casetas para ir al baño, una para hombre y otra para mujer, volteó hacia el lado contrario y se encontró con el club de pesca del pueblo pasando la acera.
Tomó su celular con sus manos temblando de miedo por la noche y marcó a la única persona en la que confiaba. -Hola Senjuro.-
-¡Douma!¡¿Dónde estás?! Kyojuro ya está aquí, pero a ti no te veo.- Preguntó claramente preocupado el Rengoku menor.
-Yo... Me tiré del auto... Estoy en el lago frente al club de pesca.- Escuchó un aullido y chilló asustado.
Senjuro caminó hasta la puerta al escuchar el aullido y el chillido de su hermano. -Tranquilo Douma, no se cómo, pero te voy a salvar hermanito.- Cortó la llamada y salió del bar, viendo como el señor de seguridad se ponía delante suyo. -L-Lo lamento señor, p-peto mi hermano se perdió y tengo que ir a buscarlo.- al comprender la situación, el sujeto se hizo a un lado dejando pasar al menor, quien sonrió dulcemente en agradecimiento. -Muchas gracias.-
Pasó la entrada y observó de lado a lado, pero no veía ningún taxi. -¿Necesitas transporte, conejito?- Preguntó una misteriosa voz a su derecha.
Al voltear a ver, un alfa pantera de cabello, orejas y cola rosa, tatuajes azules, pantalones blancos y camisa negra estaba apoyado sobre un auto. -¿E-Es usted taxista o remisero?- Preguntó Senjuro acercándose al alfa algo desconfiado.
-Así es pequeño, déjame ayudarte, no cobro muy caro. Mi nombre es Akaza. Por solo 15 yenes te llevaré a donde tu quieras, ¿tenemos un trato?- Sonrió radiantemente extendiendo una mano hacia el menor.
Senjuro hizo un puchero desconfiado del mayor, pero no le quedaba otra opción si quería ver nuevamente a su hermano. Estiró su mano tímidamente y la entelazó con el alfa. -T-Tenemos un trato.-
Douma se había convertido en zorrito para sentirse seguro, corriendo agilmente hasta unos arbustos donde se escondió.
Escuchó un ruido en el interior del bosque y avanzó a este creyendo que era su hermano Senjuro que había ido a buscarlo.
Sin embargo, el aullido sonó nuevamente y chilló aterrado corriendo hasta un árbol hueco, escondiéndose en el interior de este viendo hacia afuera.
Escuchó pasos a su lado y se hizo bolita temblando asustado. Chilló de terror cuando sintió un fuerte zarpazo en el tronco del árbol y salió corriendo para buscar otro escondite.
Pero no pudo dar ni un solo paso cuando ni bien salió del hueco un enorme peso se abalanzó sobre su lomo y aplastó su pequeño cuerpo contra el suelo.
Comenzó a patalear aterrado entre chillidos con las orejitas bajas de miedo y la colita entre las patas, sintiendo el hocico del enorme lobo hundirse en su cuello para olfatearlo con deleite y luego comenzó a lamer sus orejitas haciéndolo temblar.
Los gruñidos del dominante alfa lobo aumentaban, al igual que los chillidos del pobre zorrito, uno de los dos tenía que ceder, pero ninguno quería hacerlo.
Al menos así fue hasta que al lamer su cuello, el zorrito se relajó dejándose hacer dejando de patalear y temblar aunque aún chillaba asustado.
El lobo se puso de pie viendo a su zorrito en el suelo temblando asustado y se inclinó gruñendo viéndolo a sus ojos arcoiris con sus intensos ojos negros, haciéndole una seña con su hocico para que subiera.
Al verlo negar con la cabeza, gruñó molesto y lo sujetó con el hocico por el cuello hacia el y volvió a subirse sobre su lomo, gruñendo con fuerza mientras lo mordía cada vez más y comenzó a pasar su pene cerca de su entrada, advirtiendo que le ocurriría si se negaba.
Volvió a salir de encima de su cuerpo y Douma se puso de pie con las patitas temblorosas subiendo sobre su lomo chillando asustado. Cuando el alfa se puso de pie y comenzó a correr por el bosque, chilló asustado por la oscuridad y se abrazó con fuerza con sus patitas delanteras al cuello del alfa por instinto cerrando los ojos escondiendo el rostro en su lomo.
Una vez con el cinturón de seguridad puesto, Senjuro volteó a ver a Akaza. -N-Necesito ir al lago que está frente al club de pesca. T-Tengo 20 yenes solamente.-
Akaza asintió con la cabeza y encendió el motor del auto, subiendo las ventanas polarizadas y la radio con música alta, avanzando hasta el lugar contrario. -S-Señor Akaza, el club está al otro lado.-
Akaza sonrió de lado y aceleró a fondo, llevando una mano al muslo más cercano de Senjuro, el cual comenzó a acariciar sobre el pantalón. -Tranquilo pequeño Senjuro, pronto verás a Douma.-
El conejo tembló de miedo, no solo por las caricias, sino que por el hecho de que supiera su nombre y el de su hermanito sin que se lo haya dicho.
Rápidamente llevó las manos a la puerta del auto, sin embargo Akaza le puso seguro y frenó de golpe, sujetando las manos de Senjuro con fuerza mientras comenzaba a gruñir dominante. -Se un buen niño y obedece o abtente a las consecuencias. Ya te dije, pronto verás a Douma.-
Senjuro chilló asustado como conejito y bajó las orejitas paralizándose del terror, obediente al alfa.