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FIESTA

POV-Spear

—Gran jodido error —declaró Taeil. Se quedó de pie en el centro de la habitación de juegos del segundo piso de Armería, rodeado por los altos miembros de casi todas las divisiones de Las Parcas. Por lo general se hacían la iglesia se llevaba a cabo en la planta baja, pero abajo no había suficiente espacio para todos los hermanos que los visitaban. Este grupo incluía a los miembros nacionales y locales del consejo, y cualquier decisión que tomaran sería inapelable y vinculante para todo el club.

—No podemos creerles, todos sabemos eso —continuó Taeil—. ¿Qué clase de idiota mete su cabeza en una horca? Si hacemos esto, nos mereceremos todo lo que logremos.

Picnic suspiró y sacudió su cabeza. Spear se inclinó contra la pared detrás de él, preguntándose cuánto tiempo iban a estar en el mismo punto. Quería terminar con esto, porque se encontraba más apretado que el infierno desde ayer por la mañana.

Seungmin lo ató con un nudo.

Ni siquiera una mamada de una de las putas del club ayudó. Apenas logró tener sus pantalones abiertos cuando comenzó a pensar en Seung y Changuk, y eso fue todo. Anoche estuvo rodeado por treinta de sus mejores amigos y hermanos, con más alcohol del que podía beber, culos gratuitos disponibles, y aun así, malditamente aburrido. Todo lo que de verdad quería era ir a casa, leerle a Changuk un cuento antes de dormir, y luego volver a Seung jodidamente loco.

Picnic se movió, el sonido de su silla chillando sacó a Spear de sus pensamientos.

Habían estado allí casi por dos horas y hasta este momento nadie había cambiado su posición sobre la tregua. La mayoría de los hombres querían intentarlo. Spear estaba de acuerdo. Pensaba que los Jacks caminaban y hablaban mierda, pero al menos eran una cantidad conocida. Entendían el estilo de vida, y aparte de todos los otros asuntos, aun eran motociclistas. No se sentía listo para desafiar a los Devil's Jack, pero, ¿dejar de molestarlos por un tiempo? Eso tenía sentido.

Deke se encontraba en desacuerdo. Enérgicamente.

—¿Alguien más quiere hablar? —pregunta Suho. El hombre grande con pelo castaño extrañamente peinado y una repugnante cicatriz que cruzaba su rostro, era el presidente nacional, un puesto que agarró por menos de un año. Spear no lo conocía bien, pero por lo que escuchó era bueno. Suho vivía en Ansan, pero él hacía ruido sobre moverse más al norte.

—Tengo algo que decir —anunció Taruk, levantando su gran cuerpo del sofá. A finales de sus sesenta, Taeuk era el miembro más antiguo en Busan. Realmente uno de los miembros más antiguos de todo el club. No era un alto miembro, pero nadie era lo suficientemente estúpido como para decirle que no podía hablar. Spear sabía que lo que fuera que dijera podría ser un punto clave.

—Odio a los Jacks. Son unos chupapollas y unos idiotas. Todos lo sabemos. Ese es el por qué me duele tanto admitir esto, pero creo que deberíamos darle un intento a la tregua.

Spear inclinó su cabeza, no vio venir eso. Un veterano de Vietnam y un luchador desde el primer día, Taeuk nunca fue la voz de la paz.

—Aquí está la cosa —continuó Taeuk—. El pequeño maldito de Hunter está en algo. Somos la misma clase de hombres en los momentos importantes. Sabemos sobre lo que se trata la vida, y lo que es la libertad de manejar y vivir en nuestros propios términos. Formamos este club porque no damos una mierda sobre los ciudadanos y sus reglas. Siempre he tomado lo que quiero cuando lo quiero, sin disculpas. Vivo siendo libre. Las reglas que se quiebran a lo largo del camino solo son colaterales.

Los hermanos alrededor de la habitación murmuraron estando de acuerdo, incluso Taeil.

—Esos niños que intervienen, no son como nosotros —dijo Taeuk, mirando alrededor, fijando a cada hombre con sus ojos, uno por uno—. No. Son. Como. Nosotros. No tienen libertad y no tienen una razón para vivir, además de hacer dinero. Se despiertan cada mañana planeando romper la ley, lo que quiere decir que la ley gobierna sus vidas. No tengo miedo de pelear, saben eso, pero, ¿por qué hacerlo cuando podemos dejar que los Jacks lo hagan por nosotros? Vivir para manejar, manejar para vivir. No son solo palabras, hermanos. Cualquier cosa que se interpone entre mi manera de vivir y manejar es una pérdida de tiempo, y eso incluye pelear con el cartel.

Descendencia || seungbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora