EPÍLOGO

356 33 6
                                    

Cinco años después

POV-Spear

—Voy a hacerlo ahora.

La voz de Seungmin era suave y afable, con un toque de risa.

Spear olió su aroma especial y sintió un disparo en su ingle, el mismo que sentía cada vez que lo veía desde aquella primera noche en su apartamento. Era tan hermoso que él podría morir, y aún no creía que fuera verdaderamente suyo.

Pero el por qué mierda él pensó que esto era una buena idea, no podía comprenderlo. Se movían demasiado rápido. No estaban listos, necesitaba que él fuera más despacio, para realmente pensar en cómo esto podría cambiar las cosas entre ellos. Ser parte del club había abierto sus ojos, pero también debería haber límites.

Frunció el ceño, atrapando su mano y deteniéndolo a medio movimiento.

—¿Por qué no simplemente te quedas conmigo? Siempre hay trabajo entre nosotros. No entiendo por qué no soy suficiente para ti.

Seung rodó sus ojos.

—Cristo, Spear, guarda al cavernícola por una vez —murmuró—. Sabes que he querido intentarlo durante un tiempo, y no es como si fuera mi primera vez. No va a cambiar nada entre tú y yo, cariño. Pero necesito esto. Tú quieres que sea feliz, siempre dices que quieres que yo sea feliz. A veces, eso significa ceder un poco, dar el siguiente paso. Déjame estar a cargo por una vez.

Spear cerró los ojos durante un segundo, tomando una respiración profunda. Luego los abrió de nuevo y miró al chico que amaba más que a nada.

Él le sonrió y, santa mierda, amaba esa sonrisa.

—Lo siento, nene —dijo, inclinándose para darle un rápido beso en esos suaves y perfectos labios suyos. Tenía que confiar en él. Spear se obligó a apartarse, retrocediendo dos pasos, la grava crujiendo bajo sus talones.

—¿Listo? —preguntó. Él asintió con fuerza.

—Está bien, entonces voy hacerlo. ¿Prometes no entrar en pánico? Spear rodó sus ojos.

—No entraré en pánico. No soy un maldito bebé, Seung. Jesús.

Él no respondió, pero sus ojos lo decían todo, y Spear sintió una sonrisa arrastrarse por su rostro.

—Muy bien —admitió, levantando sus manos en señal de rendición—. Tú ganas. Soy un gran bebé llorón y no puedo manejar la idea de que hagas algo divertido sin mí. Nunca te quiero divertido, solo te quiero descalzo y embarazado en la coci...

—Oh, cállate —dijo él, riendo—. Ahora, en serio, lo haré, y vas a tener que lidiar con eso. Hazte a un lado. No quisiera que mi grande y malo motociclista sea golpeado por la grava o algo.

Con eso, él deslizó la llave en el encendido, y la Harley Softail roja y negra rugió a la vida. La mirada en su rostro era placer puro, y Spear tuvo que admitir que la vista de él en la moto era jodidamente sexy. No podía decidir si lo quería llevando más cuero para la protección en la carretera o menos, porque maldita sea, se veía bien cuando...

Cortó ese pensamiento. Tenía que centrarse en la seguridad de su chico, no en culo.

—¡Ten cuidado! —gritó él. Seungmin se rio mientras rodaba por el camino, luego, dio un chillido de placer cuando se puso en la carretera y arrancó.

Maldita sea.

—Voy a jodidamente matar a Horse —murmuró Spear. Odiaba esto. Lo odiaba—. Matarlo a él y a su maldita perra... siempre llena de grandes ideas. Él no necesitaba su propia maldita moto.

Descendencia || seungbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora