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LPR

POV-Seungmin

Ninguna chica debería perder bragas así de caras.

Me sentí casi nostálgico cuando las encontré en el sofá de Spear. Oscura y sofisticada seda púrpura, delicados recortes de encaje en el frente. Quien quiera que fuera ella, desembolsó mucho dinero poniéndose bonita para una cosa de una noche con un prostituto.

Conocía yo mismo el dolor de perder ropa... en esa menos-que- espectacular noche que Changuk fue concebido, tuve que irme sin la mía cuando fui echado del apartamento de Spear.

Suspirando, dejé caer el cojín del sofá bajo el que había aspirado. Hice mi primer paso por la casa de Spear limpiando la superficie. Ahora me encontraba en las cosas profundas, lo que significaba cazar entre las entrañas de los muebles, entre otras cosas.

Era la tarde de jueves y la semana pasó muy bien. Después de mi visita a Minnie, me puse en contacto con algunos de los chicos del club que dejaron sus números telefónicos. Iban a venir el viernes por la noche para verme y pasar el rato. Sonaban tan bien y tan considerados como sospechaba, y no podía esperar para ponerle rostro a los nombres.

También llegué a conocer al vecino del final de la calle, una mujer en el final de sus treinta llamada Sooyoung. Ella quedó viuda hace un par de años y ahora vivía sola. La conocimos el martes por la tarde, cuando Changuk y yo fuimos a explorar y vagar por la propiedad.

Pasamos un par de horas sentados fuera de su casa (tenía una de las viejas y originales granjas, lo que significa un pórtico patea traseros completo con columpio y mecedoras), sorbiendo té helado, y hablando de cualquier cosa. Sooyoung congenió realmente con Changuk, también, y ya se ofreció a cuidarlo si lo necesitaba.

Tuve una buena sensación de ella, Changuk la adoró, y estuvimos emocionados cuando nos invitó a cenar el miércoles.

El miércoles también fue cuando comencé a limpiar la casa de Spear.

Esto también era en parte por aburrimiento. También me sentí culpable, porque Spear era un hombre soltero que claramente disfrutaba su libertad, y aun así nos trajo a casa. Esto tenía que cambiar su estilo. No es que particularmente me agradara la idea de que él esté completamente libre para complacerse... sabía que no podía tenerlo, pero aún así me molestaba pensar en él con otra persona.

Y entendía totalmente cuán jodido era eso. No cambiaba en cómo me sentía.

Como sea, decidí que la mejor manera de pagarle a Spear era convertirme en su casero no oficial. No planeaba cobrarnos renta, pero no me sentiría bien si no me ganaba mi estancia.

Lo que me llevó a las bragas púrpuras perdidas en el sofá.

Tristemente, esta no era la primera pieza de lencería que encontraba en las últimas veinticuatro horas. Tampoco eran de la misma talla, Spear claramente apreciaba la variedad entre sus llamadas sexuales.

Levanté las bragas con un par de guantes de cocina y las llevé al cuarto de lavado. No sabía a quién pertenecían, pero no pensé que debería tirar nada de lo que encontrara, no importaba cuán... usado... pudiera estar. Boté las bragas en una de las cuatro cajas que alineé encima de la secadora.

La primera contenía dinero. Hasta ahora encontré noventa y dos dólares y veintitrés centavos. La caja dos, condones. Encontré reservas en casi cada habitación. Algunos definitivamente a propósito, y los dejé en su lugar. Pero también los encontré en los bolsillos de sus pantalones sueltos, en el cajón de los cubiertos, encima de la biblioteca... incluso encontré dos en la caja de pizza sobre la mesa de café. Con sabor a chocolate. Esto guió a una serie de fantasías sobre sexo con el tema de la pizza, lo que me causó un poco de asco.

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