𝙍𝙤𝙢𝙖𝙣𝙩𝙞𝙘

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Normalmente una persona diría que esta incorrecta la forma en que se llevaron las cosas, una forma tan rara de amar el uno del otro y sin más ver la figura de su cuerpo como si fuera la del otro por ser uno mismo, un mismo dragón y darle hasta un ojo por un beso...

Así que eso sentía Lucerys en estos momentos, que podía darlo todo para decirle que tan sincero era con su amor, como dejaría a Driftmark si fuera que él lo pidiera pero sus lindos ojos se posaron en una mujer del pueblo o eso lo hacía ver sus celos.

— Oye mi amor, no me digas que no y vamos juntando las almas. - Bailaba al ritmo de la música mientras guardaba sus pertenencias sin dar marcha atrás, estaba harto de la forma en que Aemond lo evitaba por las tontas ideas de su abuelo Otto. — Un tonto que es un reprimido, no te va... Nonono, Oye mi amor no me digas que no...

La música se escuchaba tan alta en su mente que no podía evitar sentir su corazón palpitar al pensar en ellos dos juntos bailando mientras se recitan pequeñas frases de aquella canción.

— Oye... Lucerys? ¿Qué haces, mi niño? -Entró un aemond muy confundido hace poco había ido al Pueblo para encontrarse con la chica que le ayudaría a pedirle matrimonio a su alma gemela, se acerco con lentitud tomando a Lucerys por la cintura para darle la vuelta y invitarle a bailar.

— Tengo que volver a Driftmark, no quiero verte casarte con ella. -Pronunció sin más mientras le seguía el paso, sus celos eran un poco raros ya que no estaba enojado pero él no podía compartir los mismos labios que una noche en la madrugada lo habían besado sin parar dejándolo sin aire.

Aemond le explicó más o menos lo que pasaba, el chico quería entender pero su corazón pensaba que mentía.

— ¿Debería confiar en ti? -Un Lucerys enojado apareció, dándole un golpe en su pecho y frunciendo el ceño con cierta molestia porque aún y con explicaciones al día siguiente lo ignorara sin más.

Término de empacar, Volteando a mirarlo con más enojo y al ver a su tío tan confundido e dolido quiso hacerle ver que ni él mismo sabía a donde se había metido cuando se enamoraron.

— Cariño no puedes hacerme esto... -trato de tocarlo pero fue evitado de inmediato no iba a caer nunca más en sus dulces palabras porque le dolía más a él que al contrario.

Esa misma noche Lucerys en la cena no paro de verlo sentía la necesidad de arreglar las cosas antes de partir pero en eso Otto hizo la aparición tomando por sorpresa a todos.

— Estoy orgulloso de que tomaras de esposa a la señorita Stark como te dije en vez de andar con un... Hombre.

Tan pronto como término salió del Gran comedor sin mirar más, era un tonto ¿cómo había caído tan bajo? Su mente poco hizo un click al darse cuenta que todo estaba bien y recostado en su cama lloro sin más.

— No puedo creer que seas tan tonto como para creerle, solamente quiere joderte. -Dijo un Jacaerys cansado de toda la situación, se acercó lentamente a platicar con él y hizo que viera las cosas con claridad.

A la mañana siguiente despertó de mejor humor topandose con un Aemond preocupado por no haber arreglado bien las cosas, así que se citaron en verse en pozo dragón  para hablar con mayor discreción. Una vez ahí su tío fue el primero en iniciar.

— Se que no he sido el mejor novio pero créeme cuando te digo que no amo a nadie más que no seas tú, no sé de donde saco lo de esa chica en realidad salía todas las mañanas para hacerte una propuesta... -Dijo con cierta vergüenza y saco un lindo anillo, tomó la mano de Lucerys y la beso.

— Lamento yo haber sido así de impulsivo, debí escucharte pero es que no hay justificación para mi solamente tenía miedo de perderte. -sus mejillas se tornaron de un color rojizo al ver su propuesta y con la mano desocupada le dio un apretón en la mejilla. — Así que matrimonio?

— Te quiero como mi esposo, siempre lo quise pero no tenía la iniciativa. -solto una risa al verlo tomar el anillo y ponerlo en su dedo anular.

Al menos no iba a perderlo una vez más, se decía así mismo que las relaciones pasan por esto un millón de peleas hasta que en un punto dejan de hacerlo que es cuando nace el verdadero amor, pasaron toda la tarde caminando cerca de ahí hasta la noche que decidieron ir a los aposentos del mayor ya que eran más grandes y había más espacio. Al cerrar la puerta, las manos de el más alto viajaron  hasta su cintura dejando pequeños besos en su cuello.

— No te pudiste esperar, eh? -Acaricio las manos del chico soltando pequeñas risas caminando con dificultad hasta la cama, una vez ahí se dio la vuelta atrayendo el cuerpo ajeno hacia el suyo para caer en la cama.

— Sabes que soy muy impaciente cuando se trata de ti. -Beso sus labios con lentitud subiendo lentamente sus manos hasta el cálido pecho del bajito, mordio un poco su labio para poder adentrar su lengua en la boca ajena.

Al poco tiempo se acomodaron mejor en aquella cama, Lucerys enrredo sus piernas en la cintura del contrario abrazandolo por el cuello para apegarlo más mientras que el contrario tenía sus manos puestas de nuevo en la cintura de su amante.

— Quiero escucharte toda la noche, Mi Lord. -susurro entre el beso proporcionando un pequeño movimiento entre ambos.

— Aemond. -Sus ojos estaban entre abiertos, sudaba un poco y eso que todavía ni iniciaba la verdadera acción.

Para Aemond verlo así era algo perfecto, era como un Ángel que fácilmente lo hacía rendirse hacia él con sólo mirarlo quizás no todo era color pastel pero le gustaba verlo en esos momentos, cuando su piel se tornaba de un color rojizo y encajaba sus uñas al momento de embestirlo con fuerza sin duda sus sueños eran solamente la expectativa de lo que realmente haría toda la noche con él.

El pequeño sentía que todo en él quemaba pero tener al contrario de esa manera que lo hacía desearlo cada vez más, que incluso si no se casaban diría que tuvo lo mejor del mundo, para Lucerys el contrario era todo lo que podía ser dulce pero duro en la forma de demostrarse bien ante él, que no importaba el lugar siempre habria tiempo para ellos.

— Dame más. -era tan placentero en esos momentos tenerlo de esa forma, los pequeños rayos de Luna entrando por la ventana y aemond parecía no parar de tener sus cabellos contra su rostro, solto una risa para luego quitar con facilidad el cabello obteniendo la mirada penetrante que tenía, unos ojos llenos de lujuria.

— Solamente si dices mi nombre, Lord Strong. -se quiso burlar pero no podía debido a lo placentero que era tenerlo.

—Aemond... -no dijeron más.

A la mañana siguiente un Lucerys sonriente paso por el jardín real aparentando ser un angel, se encontró con Alicent quien lo miraba inspeccionandolo de arriba-abajo.

— Puede venir un momento, príncipe. -Pidió de la forma más leve y sin sonar tan brusca.

Se acercó con cierto miedo porque le diría, para su sorpresa la mayor le había acomodado su traje al salir de prisa de el cuarto del Alto le había ocasionado verse como si hubiera sido atropellado.

— Por cierto, el verde le queda muy bien, mi príncipe. -Ambos rieron ante la dificultad de tapar que en realidad no había Estado con él, a la próxima debería verse en un espejo.

ʚෆɞ Bueno no sé la verdad que hice
Pero para que vean que no eran puro soft. <3 besitos amigues quizás el próximo sea el último pero haré un nuevo libro. ♡si es que les gusta más historias así.

𝙍𝙤𝙢𝙖𝙣𝙩𝙞𝙘 𝙡𝙤𝙫𝙚𝙧𝙨. - LuceMond.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora