No era la primera vez que en el número 4 de Privet Drive estallaba una discusión durante el desayuno. A primera hora de la mañana, había despertado al señor Vernon Dursley un sonoro ulular procedente del dormitorio de sus sobrinos Venus y Harry Potter.
—¡Es la tercera vez esta semana! —se quejó, sentado a la mesa—. ¡Si no puedes dominar a esa lechuza, tendrá que irse a otra parte!
Harry intentó explicarse una vez más.
—Es que se aburre. Está acostumbrada a dar una vuelta por ahí. Si pudiera dejarla salir aunque sólo fuera de noche... — Siempre era lo mismo la lechuza nívea de Harry estaba encerrada en su jaula con un candado y no podía salir, Venus por su lado le había dejado a Draco con su Fénix Darkness, ya que sabia de antemano supuso que Vernon encerraría s sus macota, por otro lado no podían hacer nada con la serpiente, ya que aparecía y desparecía a conveniencia de esta, mientras no se cruzase en el camino de sus familiares estos no llamarían a la protectora de animales. Aun así venus se le había indicado que se fuese a la también con Draco, no quería que le pasase nada, aunque la serpiente fue reacia a abandonar a Venus en un principio acabo aceptando, pues no quería meter en problemas a su dueño y e todas formas, pasar tiempo con el idiota de su hermano, cuándo su cría estaba encerrada que era la mayoría de las semanas no era su pasatiempo favorito, además el intentaba entablar una conversación con él, ¿Quién se creía? Con todo lo que le había pasado hecho pasar a su dueña, ni loco la traicionaría de esa manera, lo que hacía es que le ignoraba y se aovillaba a los pies de la cama de esta.
—¿Acaso tengo cara de idiota? —gruñó tío Vernon, con restos de huevo frito en el poblado bigote—. Ya sé lo que ocurriría si saliera la lechuza.
Cambió una mirada sombría con su esposa, Petunia.
Harry quería seguir discutiendo, pero un eructo estruendoso y prolongado de Dudley, el hijo de los Dursley, ahogó sus palabras.
—¡Quiero más beicon!
—Queda más en la sartén, ricura —dijo tía Petunia, volviendo los ojos a su robusto hijo—. Tenemos que alimentarte bien mientras podamos... No me gusta la pinta que tiene la comida del colegio...
—No digas tonterías, Petunia, yo nunca pasé hambre en Smeltings —dijo con énfasis tío Vernon—. Dudley come lo suficiente, ¿verdad que sí, hijo? Dudley, que estaba tan gordo que el trasero le colgaba por los lados de la silla, hizo una mueca y se volvió hacia Venus.
—Pásame la sartén
—Se te han olvidado las palabras mágicas —repuso Venus de mal talante.
El efecto que esta simple frase produjo en la familia fue increíble: Dudley ahogó un grito y se cayó de la silla con un batacazo que sacudió la cocina entera; la señora Dursley profirió un débil alarido y se tapó la boca con las manos, y el señor Dursley se puso de pie de un salto, con las venas de las sienes palpitándole.
—¡Me refería a «por favor»! —dijo Harry inmediatamente—. No me refería a...
—¿QUÉ TE TENGO DICHO —bramó el tío, rociando saliva por toda la mesa— ACERCA DE PRONUNCIAR LA PALABRA CON «M» EN ESTA CASA?
—Pero yo...
—¡CÓMO TE ATREVES A ASUSTAR A DUDLEY! —dijo furioso tío Vernon, golpeando la mesa con el puño.
—Yo sólo... —¡TE LO ADVERTÍ! ¡BAJO ESTE TECHO NO TOLERARÉ NINGUNA MENCIÓN A TU ANORMALIDAD!
Venus miró el rostro encarnado de su tío y la cara pálida de su tía, que trataba de levantar a Dudley del suelo.
—De acuerdo —dijo Venus—, de acuerdo...
—Ni de acuerdo ni leches, directa a tu alacena.
A este punto del verano Venus, había pasado mas tiempo encerrada en la alacena que en su propio dormitorio, parecía que la tenían tomada con ella, y esta no había echo absolutamente. Lo único que podía ver Venus por pasar tanto tiempo allí, es que había acabado todos los deberes de su curso y leía una y otra vez el diario que había escrito en parsel tras el encontronazo que tuvieron ella y Ridlle o quien-tu-sabes, a final del curso.
A demás hoy era el cumpleaños de ella y Harry no esperaba que sus familiares le dijesen algo y en este punto de su vida, no esperaba que Harry la felicitase a pesar de compartir el mismo día, puesto que eran mellizos, pero vamos si no la había felicitado, y todavía menos ese dia. Desde la alacena Venus escuchaba la conversación de la cocina.
—Bueno, como todos sabemos, hoy es un día muy importante. Puede que hoy sea el día en que cierre el trato más importante de toda mi vida profesional —dijo tío Vernon.
No había hablado de otra cosa en los últimos quince días. Un rico constructor y su esposa irían a cenar, y tío Vernon esperaba obtener un pedido descomunal. La empresa de tío Vernon fabricaba taladros.
—Creo que deberíamos repasarlo todo otra vez —dijo tío Vernon—. Tendremos que estar en nuestros puestos a las ocho en punto. Petunia, ¿tú estarás...?
—En el salón —respondió enseguida tía Petunia—, esperando para darles la bienvenida a nuestra casa.
—Bien, bien. ¿Y Dudley?
—Estaré esperando para abrir la puerta. —Dudley esbozó una sonrisa idiota—. ¿Me permiten sus abrigos, señor y señora Mason?
—¡Les va a parecer adorable! —exclamó embelesada tía Petunia.
—Excelente, Dudley —dijo tío Vernon. A continuación, se volvió hacia Harry—. ¿Y tú?
—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy —dijo Harry, con voz inexpresiva.
—Exacto —corroboró con crueldad tío Vernon—. Yo los haré pasar al salón, te los presentaré, Petunia, y les serviré algo de beber. A las ocho quince...
—Anunciaré que está lista la cena —dijo tía Petunia—. Y tú, Dudley, dirás...
—¿Me permite acompañarla al comedor, señora Mason? —dijo Dudley, ofreciendo su grueso brazo a una mujer invisible. —
¡Mi caballerito ideal! —suspiró tía Petunia.
—¿Y tú? —preguntó tío Vernon a Harry con brutalidad.
—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy —recitó Harry. —Exacto. Bien, tendríamos que tener preparados algunos cumplidos para la cena. Petunia, ¿sugieres alguno?
—Vernon me ha asegurado que es usted un jugador de golf excelente, señor Mason... Dígame dónde ha comprado ese vestido, señora Mason...
—Perfecto... ¿Dudley?
—¿Qué tal: «En el colegio nos han mandado escribir una redacción sobre nuestro héroe preferido, señor Mason, ¿y yo la he hecho sobre usted»?
Esto fue más de lo que tía Petunia y Harry podían soportar. Tía Petunia rompió a llorar de la emoción y abrazó a su hijo, mientras Harry escondía la cabeza debajo de la mesa para que no lo vieran reírse y Venus estallaba en carcajadas silenciosas en la alcena
—¿Y tú, niño?
Al enderezarse, Harry hizo un esfuerzo por mantener serio el semblante.
—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy —repitió. —Eso espero —dijo el tío duramente—.. Los Mason no saben nada de tu existencia, de tu hermana tampoco, pero esta encerrada en la lacena y por su bien mas le vale no hacer ni un solo ruido. Al terminar la cena, tú, Petunia, volverás al salón con la señora Mason para tomar el café y yo abordaré el tema de los taladros. Con un poco de suerte, cerraremos el trato, y el contrato estará firmado antes del telediario de las diez. Y mañana mismo nos iremos a comprar un apartamento en Mallorca.
A Harry aquello no le emocionaba mucho. No creía que los Dursley fueran a quererlo más en Mallorca que en Privet Drive. —Bien..., voy a ir a la ciudad a recoger los esmóquines para Dudley y para mí. Y tú —gruñó a Harry—, mantente fuera de la vista de tu tía mientras limpia.

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Venus Potter
FantasyVenus Potter va a comenzar su primer año en Hogwarts el colegio de magia y hechicero junto a su hermano Harry Potter ⚠️ El mundo de Harry Potter pertenece a J.K Rowling excepto algún personaje inventado por mi⚠️ ⚠️cualquier parecido a otra historia...