Capitulo 17

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ATENCION MENCION DE ABUSO SEXUAL DE MENORES EN EL CAPITULO, SE AVISARÁ CON ANTELACION EN INICIO Y EL FINAL DE LA ESCENA PARA QUE PUEDAN SALTARLO SI LO DESEAN O SI SON SENSIBLE.

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Durante la noche Venus oyó alboroto, pero jamás se llego a imaginar lo que había pasado, al salir de su alacena, se dispuso a la cocina para hacer el desayuno, poco a poco llegaron su tio y sus tios, Vernon tenia una sonrisa como desquiciada. Venus intento ignorarlo y estaba a lo suyo cuando una simple frase por parte de Vernon la dejo helada.

—Bueno, ¿Qué planeas hacer este año? Lo digo por que tu hermano se ha ido sin ti, por lo visto no tienes amigos, nadie te escribe así que—

Casi se cae al suelo del susto, su hermano se había ido, se se había ido sin ella, dios ¿era su hermana! Vale que no habían tenido mucho contacto durante el curso, pero habían estado juntos 10 años, como se podía olvidar de ella.

Miro a sus familiares, parpadeo y puso su mascara de Slytherin, los miro indiferentes como si no le importase y siguió con el desayuno, así pasaron los días poco a poco, la rutina de Venus no había cambiado, seguía durmiendo en la alacena, sus dos comidas al día seguían siendo escasas y poco nutritivas y se encargaba de la casa y el Jardin.

Poco a poco Vernon se empezó a cansar de su actitud indiferente y solo quería causar una reacción en la chica.

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En la Madriguera

La vida en La Madriguera no se parecía en nada a la de Privet Drive. Los Dursley lo querían todo limpio y ordenado; la casa de los Weasley estaba llena de sorpresas y cosas asombrosas. Harry se llevó un buen susto la primera vez que se miró en el espejo que había sobre la chimenea de la cocina, y el espejo le gritó: «¡Vaya pinta! ¡Métete bien la camisa!» El espíritu del ático aullaba y golpeaba las tuberías cada vez que le parecía que reinaba demasiada tranquilidad en la casa. Y las explosiones en el cuarto de Fred y George se consideraban completamente normales. Lo que Harry encontraba más raro en casa de Ron, sin embargo, no era el espejo parlante ni el espíritu que hacía ruidos, sino el hecho de que allí, al parecer, todos le querían.

La señora Weasley se preocupaba por el estado de sus calcetines e intentaba hacerle comer cuatro raciones en cada comida. Al señor Weasley le gustaba que Harry se sentara a su lado en la mesa para someterlo a un interrogatorio sobre la vida con los muggles, y le preguntaba cómo funcionaban cosas tales como los enchufes o el servicio de correos.

—¡Fascinante! —decía, cuando Harry le explicaba cómo se usaba el teléfono—. Son ingeniosas de verdad, las cosas que inventan los muggles para apañárselas sin magia.

Una mañana soleada, cuando llevaba más o menos una semana en La Madriguera, Harry les oyó hablar sobre Hogwarts. Cuando Ron y él bajaron a desayunar, encontraron al señor y la señora Weasley sentados con Ginny a la mesa de la cocina. Al ver a Harry Ginny dio sin querer un golpe al cuenco de las gachas y éste se cayó al suelo con gran estrépito. Ginny solía tirar las cosas cada vez que Harry entraba en la habitación donde ella estaba. Se metió debajo de la mesa para recoger el cuenco y se levantó con la cara tan colorada y brillante como un tomate. Haciendo como que no lo había visto, Harry se sentó y cogió la tostada que le pasaba la señora Weasley.

—Han llegado cartas del colegio —dijo el señor Weasley entregando a Harry y a Ron dos sobres idénticos de pergamino amarillento, con la dirección escrita en tinta verde—. Dumbledore ya sabe que estás aquí, Harry; a ése no se le escapa una. También han llegado cartas para vosotros dos —añadió, al ver entrar tranquilamente a Fred y George, todavía en pijama.

Venus PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora