Part. 30

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Ambos continuamos con la velada, trajeron nuestros platos, seguido por el vino y procedimos a brindar por el momento que estábamos teniendo.

Al comer, ambos quedamos maravillados ya que todo estaba muy rico y yo ya estaba más tranquila. Él hacía que me sintiera así...

- abre la boca - dijo para intentar darme de comer con el tenedor

- no, no soy una nena – respondí con risas

- anda, si no, no te invito mi carbona

- ay, ya está bien, solo porque se ve rico - dicho eso él rio e hice caso

- aquí viene el tren - dijo y yo pude evitar reírme más, estaba haciendo el ridículo en un restaurante elegante, acepté su bocado y al probarlo me quedé sorprendida

- está bueno

- te dije que no te ibas a arrepentir

No puedo decir cuánto tiempo pasó para que acabáramos de comer, Jimin pidió la cuenta y de inmediato la trajeron y mientras pagaba con la tarjeta, leyó mi mente.

- tranquila, yo invito

La verdad que ya había perdido la cuenta de todo lo que le debía, pero sin duda sobrepasaba mi sueldo de este mes y del siguiente.

Al pagar, ambos agradecimos para luego salir de restaurante y subirnos a mi camioneta, donde él era el conductor.

Mientras regresábamos a casa, la radio era única en hacer ruido, pero luego Jimin se le unió al hablar

- ¿te puedo preguntar algo? - dijo captando mi atención

- sí, claro - solo esperaba que no sea algo incómodo

- ¿por qué no hablas mientras manejas? Entiendo que quieras concentrarte, pero ni siquiera volteas a ver a quien está a tu costado más que para mirar los espejos

- ah... realmente notas todo de mí ¿no? - respondí con una sonrisa de alivio

- bueno, llevo mucho rato observándote... mientras manejas, claro

- bueno, antes si hablaba cuando manejaba, pero una vez estaba intentando cambiar una canción en mi celular y pues... provoqué un accidente - hablé un poco apenada, eso era muy imprudente de mi parte

- oh... ¿fue grave?

- no, no, bueno, el carro de mi papá fue quien salió perjudicado, pero no me pasó nada

- me alegra escuchar que estuviste bien, supongo que ahora tienes un pequeño trauma con eso

- sí, la verdad que el susto que tuve nunca lo voy a olvidar

- bueno, intentaré darte tu espacio mientras manejas

- gracias, eso me ayudaría mucho

Dicho eso continuamos el viaje en silencio, mi cabeza daba mil vueltas ¿realmente estaba segura de hacerlo? Bueno, había pensado en todas las posibilidades posibles y no encontraba más que una sola respuesta.

No pasó mucho para que llegáramos a casa, ambos bajamos y Jimin se apresuró a abrir la puerta para que pasara.

Al entrar fue él quien habló primero

- voy a ir a mi cuarto a ducharme, hoy fue un día muy cansado, te veo en un rato - dijo inclinándose para darme un beso en la mejilla y cuando estaba por irse, lo tomé del brazo, era ahora o nunca

- Jimin... - hablé sorpresivamente, lo cual el volteó obteniendo su atención

- ¿qué pasó? - preguntó algo preocupado

- lo estuve pensando... - dije mientras ganaba fuerzas - tienes razón...

- ....

- voy a terminar con Jungkook de una vez por todas, solo nos estamos haciendo daño el uno al otro...-

No pude terminar de expresar lo que quería decir cuando me tomó de las mejillas y sentí sus labios con los míos, besándome con algo de desesperación que al separarse me quedé perpleja.

- me haces el hombre más feliz del universo - dijo mirándome a los ojos con una cara de felicidad extrema - esto debemos celebrarlo... ¡ISABEL! ¡ABRE UN CHAMPAGNE! -gritó con júbilo

- ¡JIMIN! - grité interrumpiéndolo - ¡esto no me causa ninguna gracia! - estaba molesta, no esperaba esa reacción, así que me alejé de él y traté de irme a mi habitación, pero él tenía que detenerme

- perdón, perdón, fui un idiota, sé que esto es difícil para ti - habló mientras me abrazaba por detrás

- no quiero volver a escuchar ni un comentario como ese - respondí seria

- lo prometo, por favor no te enojes conmigo...

- lo voy a pensar

- pero...-

- ahora suéltame que quiero estar un rato sola

Sin más me soltó, era lo mejor si no quería que me enojara más, sin mirarlo me dirigí a mi habitación.

Al llegar y cerrar la puerta, me hice bolita y comencé a llorar.

No porque lo que dijo Jimin me doliera, sino porque estaba aceptando mi realidad, estaba tomando las riendas de mi vida, pero tenía miedo, miedo de arrepentirme, de que nada saliera como lo estaba pensando. Todo era mucho que procesar en tan poco tiempo, sin querer mi vida se había vuelto un completo drama y eso era lo más que más me asustaba ya que ni siquiera habíamos llegado al clímax de esta novela....





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Eres Mía - Imagina con JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora