Capítulo 2

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No era pan comido, para nada.

—¡¿Cómo que este numero no funciona?!—medio grito/pregunto Hoseok con ira, quitándose su teléfono de la oreja y dejándolo con un poco de fuerza en el escritorio que estaba a su enfrente.

—Creo que puso un número que no es real, eso creo—respondió Jimin con cautela.

—¿Por qué haría eso?—Hoseok preguntó con variada confusión.

¿Quién se creía ese chico para hacer eso? ¿Por qué tenía que ser tan misterioso e inaccesible?

—¿Para qué lo quieres de todos modos?—Jimin se sentó en la silla frente al escritorio del director.

Ambos estaban metidos en su oficina mientras este no estaba, porque el padre de Jimin era casi amigo del director, por lo que a su hijo le da ciertas preferencias y le hizo un asistonto al igual que a Hoseok, solo que este último se lo ganó por sus méritos y bueno Jimin... solo es Jimin que tiene "buenas" notas.

Ambos trabajaban en ser asistentes de profesores que piensan que su tiempo es más valioso que el suyo, de algo tenían que vengarse o sacar provecho.

En este caso era sacar provecho de obtener información confidencial de toda la escuela, una de las escuelas más caras de la capital central, y los alumnos eran demasiados como para contarlos, pero Hoseok estaba al tanto de casi todos ellos: o porque los había ayudado con su profesión de doctor corazón o porque alguna vez un profesor los mandó a llamar o porque reviso boletines, ordenó las copias de tareas, etc.

La cosa era que Jimin tenía como conseguir (veto saber como) la llave de la oficina del director y Hoseok había conocido a Jimin cuando ambos estaban ayudando a una maestra en común.

Tienen la misma edad, van a casi todas las materias juntos y tenían a casi los mismos maestros.

Pero ninguno de los dos se consideraba amigos cercanos, simplemente era favor tras favor, y que los unía el odio por el sistema del colegio que hacía que los alumnos fueran sus esclavos personales para cosas que ellos debían hacer.

Ahora el problema era que estaban en medio de algunos papeles de Kim y su matricula, y ninguno decía nada relevante. Solo su nombre completo, edad, el nombre de sus padres, el número del padre solamente, de que escuela había venido, las notas de su antigua escuela (eran buenas) y nada más. No había perfil psicológico, ni antecedentes, ni observaciones. Ni siquiera correo electrónico, y el número que tenía encima era falso.

Había pensado en ver el perfil de Taehyung y decirle todo lo que ponía ahí a Jiun, pero este era como una carta en blanco y Hoseok no sabía qué hacer con eso.

—No me digas que te gusta...—soltó Jimin con picardia.

Hoseok le tendió una mirada aburrida.

—Ajam, me gusta tanto que estoy pensando perder mi virginidad con él.—respondió sarcásticamente Hoseok.

Solo que Jimin se lo tomó tan enserio...

—¿Enserio?—exclamó con la boca muy abierta—Sabía que eras gay.

—¿Lo sabias?

—Todos hacen apuestas de sí alguna vez Cupido se enamorara, ya sea de un chico o chica, cualquiera, pero que se enamore... dicen que eres el mito viviente de que tu proporcionas amor, pero no lo recibes.—Jimin se encogió de hombros cuando lo dijo.

Hoseok rio sin gracia.

—¿Apuestan eso?—soltó un sonidito de asombro irónico—Seguramente apuestan también si tengo alas y les pongo en el trasero flechas de corazones a mis clientes—le resto importancia agitando la mano—Como sea; no, no soy gay, y tampoco soy derecho al mil por ciento. En realidad, no se lo que soy o que me gusta. Puedes decirle a la gente para que este tranquila que Cupido nunca se ha enamorado y que es poco probable que lo haga, que solo se dedica a emparejar y eso es todo.

Jimin hizo una mueca de decepción, pero no dijo nada más nada acerca de ese tema.

Hoseok renegó un poco más mirando la mesa de cedro que yacía delante de él, miro sus manos pensando en que haría ahora...

—De todas formas no puedes salir con él—soltó Jimin después de un momento.—Las chicas van detrás de él como buitres, y algunos chicos también, pero a todos a rechazado.

Hoseok volteo los ojos.

—No es para mí, es para una clienta.

—¿Qué clienta?—preguntó el contrario con mucha curiosidad.

—No puedo decírtelo, ya sabes.

Era un código entre cliente y servidor: no decir nada acerca del plan a nadie.

—Ay, vamos...¿una pista?—Jimin comenzó a hacerle ojitos y un puchero cómico.

Hoseok estaba entre morir de ternura o morir de vergüenza ajena.

—No.—nego tajantemente.

—Y te diré una cosa que no sabes de él—persuadió Jimin con generosidad.

Hoseok al instante volteo a verlo y penso: ¿Solo una pista pequeña de su cliente a cambio de que le dé una pista también sobre aquel chico popular y misterioso?

Valía la pena.

—Es de nuestra edad y es timida—soltó Hoseok sin premeditación—Ahora dime que sabes del chico.

—Eso no se vale—Jimin estaba empezando a hacer un berrinche mientras seguía sentado—Una pista mejor.

—Una pista es una pista, ahora dime lo que sabes, estafador—declaró Hoseok sin miramientos.

—Bien—Jimin bufo, pero de todas formas se lo dijo—Él tiene clases antes del almuerzo con el profesor de Literatura.

¡Eso era perfecto!

Pudo saber parte del horario del chico, lo que le hacía más fácil su trabajo. Podía ir a visitarlo y luego tal vez tratar de hablarle, conseguir su número, que se interese en la chica, la cita y ¡pum! Pareja formada.

Aunque, primero lo primero: tenía que hacerse amigo de este.

No era tan difícil, teniendo en cuenta que era bastante persuasivo y era amigable, sin contar que generaba confianza en toda la gente a primera vista. Por algo era Cupido y tenía clientes desde el año pasado.

Así que, eso sería fácil, seguro.

—Gracias, Jimin.

Soltó y despeino el cabello de este antes de salir por la puerta hacia su siguiente clase. Seguramente se pondría a garabatear un millón de ideas sobre una conversación casual en su cuaderno, que prestar atención a matemáticas, pero ¡hey! Ayuda es ayuda y dinero es dinero.

Hoseok hará de todo para poder ser amigo de aquel chico misterioso.

CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora