Capítulo 42

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Cuando Hoseok despertó, su garganta se sentía rasposa y le dolía más allá de cualquier cosa que hubiera imaginado. Claro que era dolor físico más que nada, pero no pudo evitar pensar que tal vez estaba muriendo o algo parecido.

Aún así, tuvo un momento para pensar mucho las cosas y recordar que había sido atropellado antes de alcanzar a Taehyung.

Dios, ojalá Taehyung no haya visto su pobre cuerpo lanzado como trapo en medio de la calle.

Salvo que tenía una mano encima de la suya apretando suavemente. Una cabellera media rubia se encontraba encima de las sábanas con el cuerpo sentado y en dirección a Hoseok. Pudo visualizar (lo poco que podía) que estaba o dormido o profundamente rezando con compasión.

Decidió al final que estaba dormido, ya que en su vista periférica vio que seguía de noche. Tal vez pronto amanecería. La verdad, no sabía que hora era y sólo estaba adivinando, porque no creía posible que se haya quedado inconsciente por más de un día.

Por favor, no. No quería ser más lamentable de lo que ya era y encima frente a Taehyung.

Se movió solo un poco y salió de sus entrañas un gemido lastimero.

Se dio cuenta también que tenía algo en su cuello y no eran más que un collarín de esos que no te dejaban movilizarte bien. Tenía cables conectados en sus muñecas y apostaba que tenía más en su pecho por lo pegajoso que se sentía en aquella parte.

Sintió algo en su cabeza que más tarde se enteraría que era un vendaje, pero sinceramente no quería saber si le habían rapado la cabeza para eso o no. Su cara dolía y su pierna fue la peor parte: tenía un yeso puesto de forma que quedara levantada.

Lo bueno de esto es que en su niñez siempre quiso tener un yeso y ahora que lo tenía, maldijo al Hobi pequeño por ser tan absurdo, esto simplemente era vergonzoso.

Bien, quedó hecho un muñeco de trapo descocido, ¿y ahora que?

Quería moverse para poder despertar a Taehyung, pero antes de que hiciera un movimiento más, ya estaba soltado un sonido adolorido por el movimiento de sus músculos, haciendo que el bello durmiente despertará alerta.

—No te muevas, te harás más daño.—Taehyung tenía un aspecto desaliñado y parecía no haberse cambiado en todo este tiempo.

Bingo, ya sabía que no había pasado mucho tiempo que estaba inconsciente.

Taehyung sostuvo con cuidado sus brazos, haciendo que quedara más derecho y acomodando su cabeza de manera gentil, que hizo que Hoseok sonreirá internamente por los cuidados.

Taehyung volvió a sentarse, pero esta vez en la cama, muy cerca de Hoseok, aún sosteniendo su mano suavemente.

—¿Cómo estás?—preguntó con su voz baja y cruda.

A Hoseok le gustó, como un soplo de aire fresco. Volviendo a sentir a su Taehyung de antes, aunque le hubiera gustado que fuese de otra manera, no como cuando te sientes hecho mierda.

—Me duele la garganta.—su voz sonó rasposa y malograda.

Hoseok quería agua, pero lo más importante ahora era que tenía a Taehyung frente suyo y tenía que hacerse las cosas ahora o nunca. No podía esperar más tiempo. Dejando de lado su dolor y todo los conflictos internos que tuviera, con esfuerzo pronunció:—Quédate.

—No iré a ningún lado.—respondio Taehyung sin apartar los ojos de Hoseok. Quedándose en su sitio con la mano de Hoseok entre la suya.

—No… —tosio brevemente. Taehyung se movió más cerca.—Quedate, tengo que decirte muchas cosas.

Taehyung negó con la cabeza.

—Lo hablaremos luego, Hobi. Descansa, no quiero que hables.

—No—dijo con más convicción, al borde de la desesperación.—Si no lo hago ahora, sé que te iras cuando me duerma.

—Si quieres que me quede, lo haré.—Taehyung prometió, pero Hoseok sabía que era mentira.

Todo esto de que si o no, eran patrañas. El destino era cruel y siempre tendría algo para separarlos.

—Mi mochila.—recordo Hoseok. Este le había entregado su mochila a Jimin y le había dicho que si las cosas no funcionaban, iría donde estuviera y harían el plan b.—Jimin, él…

—Jimin también vino, pero se tuvo que ir pronto. Volverá mañana en la mañana, te dejo tu mochila, si.—Taehyung se paro y Hoseok sintio el frío y vacío de aquello, pero se puso mejor cuando volvió a tenerlo cerca sosteniendo su mochila.—Tu familia se fue a recoger ropa limpia y demás cosas, en unos momentos vuelven, me dejaron a cargo.

A Hoseok le conmovió que Taehyung se haya quedado con él hasta tantas horas de la noche esperando a que despertará solo porque era él. Hoseok quería besarlo, pero en estos momentos era imposible, así que lo único que hizo fue brindarle una mueca que parecía sonrisa.

—Dentro de mí mochila hay una carta. Es para ti, léela. —pronuncio lentamente Hoseok.

Su mente poco a poco se estaba nublado, no sabía que sucedía.

—Taehyung, ¿Qué pasa?—preguntó con severo desconcierto.

—¿Estas bien? ¿Qué pasa, bebe?—el apodo hizo que algo se moviera dentro de Hoseok, pero no era el momento.

Hoseok estaba sintiendo pánico porque de repente se sentía muy cansado y quería dormir.

—Mis ojos se cierran, tengo miedo.

Taehyung se acercó casi quedando a medio metro de la cara de Hoseok y arrullo:—Es la medicina. Tienes que dormir, yo estaré aquí cuando despiertes, ¿bien?

—Lee la carta, por favor.—suplico antes de poco a poco desvanecerse.

—Así lo haré.—prometio Taehyung.

Sabía que cuando despertará probablemente lo haya leído. Confiaba en qué no sería un tonto y abriera la carta que preparo como plan b, en el caso que la conversación no funcionara. Le había dicho a Jimin que guardará esa carta con su vida para después ponerla en el casillero de Taehyung. Era gruesa, por lo que necesitaban el código de este, ahí Jimin entraba en acción. Sinceramente, Jimin debería ser un prodigio en el arte de hacer cosas ilegales, pero en fin… la cosa es que Hoseok alguna vez vio el código de Taehyung, pero no se acordaba y tampoco se acordaba de aquella vez que Jimin también le había otorgado su código, era malo para esas cosas. Solo esperaba que Taehyung no se hubiera enojado en el caso que el plan haya sido ese. Solo lo hizo por medidas desesperadas y porque de corazón esperaba que Kim Taehyung viera sus sentimientos a través de la carta.

Hoseok esperaba que funcionará las palabras escritas, si no… todo estaría perdido.

Pronto todo se volvió algodón y negro en la mente de Hoseok. Suplicaba a quien sea que esté arriba que su desgracia terminará y Taehyung leyera su carta.

***

Cuando despertó nuevamente, Hoseok se sentía sólo un poco mejor. La luz le dio en la cara, dándose cuenta que había amanecido. Eso no era lo importante ahora, recordó la carta y Taehyung, y sus ojos se posaron al instante en esa persona que tanto amaba y que esperaba que hubiera leído sus disculpas y sentimientos en la carta.

Taehyung seguía sentado en la cama como si nada se hubiera movido de su sitio, sólo que entre sus manos tenía la carta obviamente abierta y con el dedo pulgar la estaba acariciando. Pudo divisar en su neblina de recién levantado y muchas drogas medicinales que Taehyung estaba medio sonriendo y sus ojos… ¿estaban húmedos?

No lo sabía, pero tampoco podía decidir si era bueno o malo.

Lo llamó.

Taehyung volteo a verlo, en efecto, con una media sonrisa y sus ojos parecían brillosos. Se acercó más, demasiado, y enjaulo a Hoseok entre sus brazos sin hacerle daño. Con una mano acarició su cabello.

Hoseok se estremeció ante el contacto.

—¿Leiste la carta?—preguntó con voz grave lo temido.

—Sí. —respondió.

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