Yoongi aún recuerda la primera vez que vio a esa perfecta mujer enfundada en aquel elegante traje de noche.
Los destellantes flashes de las cámaras casi lo dejan ciego, pero ni por un segundo parpadeo, pues no quería perderse ni el más pequeño detal...
El rubio movió su cuerpo al compás de la melodía, mientras el sudor resbalaba formando diminutos riachuelos por todo su espalda. En cada movimiento, aunque no lo pareciera, ejercía mucha fuerza con sus músculos, pero tenía una gracia tal, que parecía que no hacía tanto esfuerzo y que simplemente flotaba.
Se detuvo y se dejó caer en el suelo, respirando agitado y con mucha dificultad. De nuevo, la mirada penetrante de Yoongi ocupó su mente haciendo que todo su cuerpo se estremeciera.
No entendía lo que le sucedía, era la primera vez que alguien lo hacía sentir de aquella forma y también era la primera vez, que aquella inexplicable necesidad se apoderaba de todo su ser.
La necesidad de verlo
La necesidad de ser visto por él
La necesidad de escucharle, así fuera un simple saludo.
La necesidad de ser tocado, aunque fuera un pequeño roce.
La necesidad de ser notado única y exclusivamente por Min Yoongi y que él no tuviera ojos para nadie más.
Él seguramente estaba volviéndose loco o quizás solo era su juventud admirando los años de experiencia que Min representaba. El deslumbramiento provocado por un hombre que representaba todo un mundo tan diferente ante sus ojos, sin las preocupaciones y delirios juveniles de los de su edad.
Respiró profundo y sonrió, diciéndose así mismo, que solo estaba divagando a causa del calor y esfuerzo realizado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando las grabaciones terminaron ese día, supuso que ir y practicar su baile por un buen rato le ayudaría, a despejar su mente y poner sus ideas en orden, pero estaba ocurriendo todo lo contrario, pues no hacía más que pensar en el origen y autor de todas sus confusiones. O sea Min Yoongi.
Salió del pequeño estudio de danza que compró para sus prácticas, fuera de la facultad donde estudiaba. Era un lugar alejado de todo, una especie de refugio donde podía ir las veces que quisiera, o cuando se sentía abrumado con todo lo que pasara a su alrededor. Pero esta vez su "rinconcito mágico" no surtió el efecto esperado.
Caminó por la concurrida avenida que, a pesar de que hacía mucho que el sol había dejado de brillar dando paso a una enorme y brillante luna, seguía más viva que nunca con todas esas personas que iban y venían por doquier. Aunque muchas veces eran regañado por Seokjin y hasta por el mismo Tae por salir y andar solo, el transitar por aquellas calles era uno de los pocos placeres que podía darse, después de todo, quien podría decir que aquel chico de pants y sudadera húmeda por el sudor y la idol femenina más cotizada del momento, eran la misma persona.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
