Yoongi aún recuerda la primera vez que vio a esa perfecta mujer enfundada en aquel elegante traje de noche.
Los destellantes flashes de las cámaras casi lo dejan ciego, pero ni por un segundo parpadeo, pues no quería perderse ni el más pequeño detal...
Ese día Jimin lo sentía especialmente pesado, talvez porque no veía la hora de acabar con aquel proyecto y darse ese tiempo libre que necesitaba para alejarse de todo, o, porque sabía que ese día no vería a Yoongi. Pero como todo profesional, hizo sus escenas siempre dando todo de sí.
Cuando llego la hora del almuerzo, sentía que su cabeza explotaría con todo el cúmulo de ideas y pensamientos que le venían formando oscuros nudos interminables, pero aun así, trataba de poner una buena cara ante los demás, pues lo que menos deseaba era, tener que explicar o inventar excusas del porqué de su actitud.
Se dejó caer en la silla y comenzó a masajear su sien, mientras Tae coordina por teléfono algún evento.
ㅡ¿Te sientes mal?...ㅡpreguntó el castañoㅡ…¿necesitas algo?
ㅡQuizás algo de hielo y un paño…ㅡrespondió Jimin con una media sonrisa, tratando de no preocupar a su amigoㅡ…me siento un poco tensionado.
ㅡDe acuerdo, en seguida regreso…ㅡy diciendo esto último Tae había salido de la habitación, dejando a su amigo solo.
Un par de minutos después, unos toques a la puerta rompieron con silencio imperante en lugar.
“Señorita Park, puedo pasar”
ㅡSí, pase…ㅡdijo Jimin reacomodando su postura. En segundos, un joven con el gafete que decía “staff” entró al lugar cargando una caja.
ㅡLo siento por molestar…ㅡdijo disculpándoseㅡ… yo… he buscado al señor Taehyung pero…ㅡcontaba nerviosoㅡ…sé que la orden que dio fue que debemos entregarle los paquetes a él directamente pero… yo… no logro dar con él y…
ㅡ¿Es para mí?...ㅡpreguntó el rubio.
ㅡSi, señorita…
ㅡEstá bien…ㅡdijo Jimin con una pequeña sonrisa amableㅡ…lo recibiré.
El chico dejó el paquete en una mesita cerca de la puerta, para después hacer una reverencia y salir del camerino muy contento.
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Jimin se recostó de nuevo en la silla y respirando profundo, cerró los ojos algunos segundos, pero después mirando la caja en la mesita se levantó para abrirla y distrayéndose quizás con su contenido. Dentro de la caja, encontró un hermoso ramo de flores amarillas junto con una especie de nota. Sacó la carta y comenzó a leerla sintiendo un hormigueo en su estómago, cuando en ese momento la puerta se abrió, dejando ingresar a Tae, el rubio rápidamente escondió la carta y le sonrió.
