Altagracia Sandoval
– Después de todo lo que había pasado en el día me encontraba acostada en el pecho de José Luis luego de una tarde llena de sexo en el departamento que adquirió para nuestros encuentros, me parecía un despilfarro de dinero solo para follar cuando existían hoteles de 5 estrellas para follar como los millonarios que somos. Esteban de más decir que mis caderas estaban adoloridas, tenía algunas llamadas perdidas de mi hermana menor al igual que el de su esposa, mi hermana nos había visto irnos juntos pero en ese momento tan caluroso me importó poco, también mensajes de Leonardo prácticamente reprendiéndome.
Por momentos a el le gustaba jugar a ser mi padre pero le dejaba bien en claro que obviamente no iba a formar parte de su estúpido jueguito inmaduro, comenzando por qué ya era mayor de edad y una persona madura, y el no tenía ninguna base para reclamar nada pues no era el mejor ejemplo de todos además de que probablemente tenga hijos por todo México.
José Luis beso mi frente antes de empezar a cambiarse para irse obviamente a su hogar mientras yo tenía que volver al mío donde de seguro estaría mi insoportable hermano mayor para darme un buen regaño que estaba dispuesta a ignorar para preservar el buen humor que me había dejado la tarde con José Luis.
Al llegar a casa un Leonardo enojado estaba sentado en el sofá de la sala de estar, mis progenitores se encontraban justo a su lado disfrutando de un trozo de un cheesecake de fresas mientras a el parecía que se le iba a reventar una vena de la rabia que traía encima.
— Ya llegué – Me acerqué y besé la mejilla de los tres presentes como saludo – hola Leito y esa cara?
— Donde has estado todo el día, Julieta? Porque en la empresa no, habla – se levantó haciendo notar la diferencia de altura entre los dos – aún estoy esperando que hables, Julieta.
— Primero que nada no es tu problema donde estaba, tengo 21, tonto. Y segundo, mi nombre es Altagracia. – Dije para intentar irme pero el me seguía mientras me recordaba mis responsabilidades – Ya sé cuáles son mis responsabilidades Leonardo, haz eso cuando tengas hijos ¡Fuera de mi habitación!
– Después de esa mini pelea con Leo venía Mariana a reclamarme por dejarla en vergüenza frente a José Luis, ya me estaba cansando de todo esto, a veces me preguntaba porque el prodigio tenía que ser yo? Porque tuve que entrar a primer grado con 3 años? A veces me gustaría que alguien ya hubiera inventado una máquina del tiempo para poder viajar al pasado, hubiera hecho tantas cosas, tal vez las cosas no estarían igual pero a veces me cansaba lo monótona que era mi vida.
Mi pasado tampoco era el mejor, uno lleno de abusos por parte de mi mamá, pues era claro que ella no quería una niña, tampoco quería otro hijo pero al monos si lo iba a tener que fuera niño, además de que no me pudieron ver hasta que se cumplieron las 31 semanas, justo una semana antes de que yo viniera la mundo pero bueno. El punto era que ya estaba cansada de peleas por parte de mis hermanos.
Encendí un cigarrillo a pesar que hace mucho no probaba uno pues quería al menos estar sana para poder criar a mis hijos, mantuve ese hábito por unos meses en los cuales me acababa una cajetilla de cigarrillos prácticamente en un día, no fue una buena época para mí, dependía emocionalmente de los malboro rojos y no quería volver a eso, este era solo para el estrés del momento.
Ya iba por la mitad de este cuando recibí un mensaje de José Luis que me invitaba como asesora para un negocio que quería hacer en Veracruz, no sé si creía que era tonta pero el quería que el terreno fuera examinado por mi, una persona en la que confiaba cuando obvio el tenía más experiencia que yo, estaba claro lo que quería y yo también quería así que sin pedir ningún tipo de permiso recogí mis cosas pues me había dicho que era mañana mismo para poder asistir también a un evento que tendría lugar en 4 días así que pasaríamos una semana allá.
Ya necesitaba unas vacaciones, esa era la razón por la cual acepte, estaba enterada que la empresa Navarrete tenía sede en Cancún así que teníamos sitio de trabajo justo cuando llegáramos. Además que un papasito iba a estar cerca de mi para poder probarlo cuando se me antoje.
Empaque mis mejores vestidos, tacones, pijamas y de ropa interior, algo más sexy de lo que normalmente usaba, José Luis había dicho que había reservado una suite para los dos, era más que obvio y de seguro me hubiera enojado si hacía lo contrario.
Y hablando de trajes de baño, al ser una mujer sencilla en trajes de baños sólo elegí algunos negros, en caso de que fuera a la playa que era lo más seguro.
En la mañana me desperté algo tarde, aún no había avisado que no estaría en casa y decidí aprovechar que todos estábamos desayunando para hablar.
— Buenos días, Pa, se me había olvidado decirte que me voy de viaje a Cancún por 4 días – Este estaba por preguntarme mis razones hasta que saltó Leonardo –
— A que vas? Con quien vas? Donde te vas a quedar? – dijo limpiando sus labios con la servilleta – Déjame empacar que me voy contigo.
— Siéntate, tú no irás conmigo ni a la esquina Leonardo Sandoval – dije seria tomando Una bolsa de Doritos que no era mía y también una Nutella para el viaje – José Luis Navarrete me pidió que lo asesorara en un terreno, es en el que va a estar su nuevo proyecto.
— Vas con José Luis Navarrete? Puedo ir contigo? – se levantó Mariana –
— Nadie va a ir conmigo, así que eso es un no, Mariana – Dije comiendo –
— Eso no es un desayuno, Julieta, siéntate a desayunar – Habló mi mamá –
— Cuántas veces tengo que decirles que mi nombre es Altagracia – Hablé alzando la voz –
— Papá, dile algo, ella no se puede ir de viaje con ese hombre que es un mujeriego! – Dijo Leonardo con molestia–
— Tu hermana ya es mayor de edad y una mujer muy madura, ella sabrá lo que hace, Leonardo – dijo mi padre serio –
— Me mandas ubicación cuando llegues y si ves algo raro te me regresas pero de una vez – Me dijo Leonardo antes de que saliera de casa –
Holeee, como están?