04 de enero del año 1711.
El quejido delicado y femenino que escapa de los labios de Jeongin resulta audible en todo el salón gracias al eco, y las cuatro jovencitas que se encuentran a su alrededor levantan la mirada para averiguar lo que ha sucedido; los dedos largos y delgados de la más joven de las muchachas están juntos sujetando un trozo de tela, a un costado el anular lo mantiene separado de la tela con el diminuto punto de sangre, la aguja de bordado en la mano contraria se exhibe culpable de la herida.
Todos presencian como el hermoso trazo hecho con hilos plateados y de vivos colores dibujando el cargado ramo floral se tiñe de una mancha rojiza, y la tela blanca que hace las veces de fondo y deja de ser completamente pura a vista de las cinco niñas que exaltadas llegan a pensar que la herida es más grave de lo que aparenta y por eso la cantidad de sangre que suelta es tan escandalosa; la pálida suelta su tarea dejando reposar la tela sobre el suelo, precisamente encima de la alfombra de macramé sobre la que está sentada.
No puede evitar acercarse el dedo a los ojos, con una delicadeza y femineidad que sorprende a las dos que están sentadas frente a ella en direcciones a los costados, y las otras dos que se encuentran sentadas en los banquitos tejidos de mimbre no pasan desapercibida la actitud sofisticada de la niña Innie; de cualquier forma es algo que se les hace costumbre pues casi diario la ven, y tratando de simular que no les parece algo espectacular centran su atención en el refinado dedo de la muchacha, poniendo atención a que la laceración no sea extensa.
La exclamación de advertencia que recibe la niña Innie le prohíbe llevarse el dedo herido a los labios, así que con la delicada expresión abultada sobre los belfos se ve en la obligación de direccionar sus negras orbes hacia su compañera mayor, quien es la que se acerca y simplemente se inclina sobre su cuerpo sin sentarse en el suelo a su lado; la muchacha bien vestida lleva un vestido holgado, no se pone ni corsé ni armador, pero la apariencia recatada y femenina no se le quita.
— ¿Estás bien? — Pregunta la voz suave de la hija de los Lee, con sus matices aterciopelados mientras su cuerpo de curvas delicadas y leves se inclina hacia el frente para intentar visualizar mejor el daño provocado por la torpeza de la morena, que se limita a asentir al pendiente de su progresiva cercanía. — Mira que para lastimarte estás mandada a hacer, ahora vas y te caes.
El sarcasmo que tiñe la voz de la muchacha es aludido con un par de risas amistosas en las que también está incluida la de Jeongin, y ella no puede evitar apenada poner su mano delgada y pequeña sobre los labios, siendo que normalmente es reprendida por usar aquel atrevido lenguaje para una dama; todas ríen nuevamente por su actitud, y cuando el shh emerge de algún lado todas vuelven a centrarse en lo que importa: la herida de la niña Innie.
La hija de los Lee pone la palma hacia arriba en el aire en ademán de revisar aquel dedo herido, y es así como la mano alargada de Jeongin se pronuncia frente a los ojos claros de la muchachita, esta con muchísima sutileza se saca de entre los pechos un pañuelo de sedán blanco que enreda entre sus pequeños dedos, cubriéndose la piel de una capa fina de tela que viene a rozar los dedos delgados de la más joven con la mano herida, retirando cuidadosamente el resto de sangre que antes obstaculizaba ver la pequeña herida.
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miss jeongin ✦ hyunin
Fanfiction❝Hace años, en otras épocas las cosas eran distintas. El padre de Jeongin deseaba como primer descendiente una niña, pero ha venido al mundo él. ── Si nace varón, te juro que lo mato con mis propias manos. Aquí se relata la historia de su vida, en...