20 de noviembre del año 1713.
Debajo de las luces del salón, Jeongin resplandece en brillos y destellos. Mientras espera a Hyunjin dispuesto a concederle la pieza de baile que le pidió recientemente permite que la copa que tenía en la mano vaya a reposar sobre una bandeja que le ofrece un mesonero que pasa por allí, su esposo ha ido a hacer lo mismo, solo que él ha preferido caminar hasta la mesa de las bebidas para dejar la copa en su santo lugar por su propia cuenta. Cuando está de vuelta y camina entre los espacios que quedan libres de gente alrededor de la pista de baile exclusiva para los novios, sonríe idiotizado por la imagen que se esboza frente a sus ojos de Jeongin acomodándose el cabello detrás de una oreja, moviéndose un poco el velo para que le tape el desastre que se le ha vuelto el moño después de tanto trajín en el día.
No se ve particularmente desarreglado, si bien es cierto que tiene una pinta de haber pasado por un día medianamente caótico el menor no está en malas fachas, simplemente, tiene la falda del vestido un poco arrugada en el costado derecho sobre el cual estuvo reposando mientras estuvo hablando con un par de invitados en la fiesta antes de que Hyunjin lo sacase a bailar, y tiene el cabello revuelto. Puede que no tan revuelto como para hacerlo ver despeinado, pero de entre los pistilos de las flores y los pétalos abombados se asoman sus mechones sueltos, un par de hebras le caen hasta la nuca jugando a hacerle cosquillas en el cuello y en el flequillo se le ha hecho una honda que seguramente está ahí por el ligero sudor de su frente.
No obstante, se ve celestial en su sitio, para Hyunjin a pesar de que sabe que el muchacho está un poco descompuesto de aspecto a comparación de cómo lo vio a las dos de la tarde, dominando su vista con las joyas sobre las telas y el maquillaje recién acomodado sobre la piel, la manera en la que se roba el protagonismo de toda la escena parado sobre aquel sitio es simplemente hermosa, tranquilo, caminando ligeramente de un costado a otro mientras sus ojos vagan cuidadosamente por las arrugas del vestido y en ocasiones se inclina sobre la falda cuanto puede para deslizar las manos encima de la tela y tratar de solucionar el problema de los dobleces no deseados sobre ella.
Para Hyunjin, el menor está estratégicamente ubicado en el sitio perfecto para satisfacer de manera grata a sus pupilas. En el medio del salón hay una especie de tarima, es un circulo de cemento gris claro que se eleva cerca de un metro por sobre el suelo, tiene varios escalones pequeños que permiten llegar hasta la cima y en las placas que cubren su superficie, hay láminas de mármol blanco que se adornan con un par de rocas negras diminutas y brillantes incrustadas. Jeongin está solo allí arriba esperándolo, con una sonrisa pequeñita dibujada en los labios y las mejillas sonrojadas, él resplandece debajo de las luces del hermoso candelabro que está colgando por encima del dichoso intento de escenario o lo que sea.
El candelabro que está fijado al techo con un sinfín de aparatos para su seguridad intenta robar parte de la escena que se forma con Jeongin, sin embargo no es capaz de quitarle el mínimo ápice de protagonismo y aunque es gigantesca y destella por sobre sus cabezas, no brilla lo suficiente como para hacer que se le despegue la mirada de encima al más pequeño. La cuestión roza lo ridículo de lo grande que es, sin embargo no se niega que es completamente hermosa y de no ser porque tiene terminaciones doradas sobre base blanca en lugar de tornasol, se podría decir que combina a juego perfectamente con el jovencito que camina de un lado a otro en pasos pequeños debajo de él.
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miss jeongin ✦ hyunin
Fanfic❝Hace años, en otras épocas las cosas eran distintas. El padre de Jeongin deseaba como primer descendiente una niña, pero ha venido al mundo él. ── Si nace varón, te juro que lo mato con mis propias manos. Aquí se relata la historia de su vida, en...