17 de mayo del año 1712.
La campana de la iglesia anuncia que se han vuelto las cinco de la tarde, todavía hay sol, aunque ya se va escondiendo entre las nubes y la luz que se refleja hacia el pueblo cada vez es más opaca, faltan todavía minutos para que los faros de las calles se enciendan y permitan observar bien, pero lo cierto es que en medio de todo ese panorama opaco más de diez personas buscan con desespero a una sola mujer.
Aquella madrugada del diecisiete de mayo la niña Innie había encontrado a su padre destrozando a la mujer que le dio la vida con golpes y fuetazos, llegando del último encuentro que tuvo con su prometido vino a hallar en la calidez de su hogar a su madre siendo presa de la ira de SeungCheol, él le había gritado, la había tratado como una ramera, y eso era una cuestión que no se le olvidaría.
Desde que había amanecido la estaban buscando, luego de que no llegó para el desayuno y a las once de la mañana el joven Bang llegó a la casona con una febril preocupación porque su damisela no había regresado aquella noche con él, los nervios en la familia pequeña de los Yang se elevaron; las tres criadas informaron haberla visto salir por la madrugada, y al saber que no había regresado con su futuro esposo temieron que ella hubiese sido víctima de algún infeliz por la noche.
Recorrieron juntos entre todos ellos las casas de muchas personas en el pueblo, desde los conocidos de SeungCheol hasta las casas de las amigas de María Antonieta, visitaron los hogares de las niñas con las que convivía la niña Innie, y al no encontrarla por ninguna parte más se habían desesperado; por el pueblo comenzó a expandirse el rumor de que la hermosa muchacha no había regresado esa noche a casa, y si bien las lenguas chismosas no tardaron en decir que seguro andaría de zorra, mayor fue la preocupación de los más allegados de la muchacha al comenzar a buscarla.
En pocas horas todo el pueblo estaba al tanto de que la niña no estaba por ninguna parte, y cuando la campanada de las seis resonó al compás de las farolas encendiendo sus bombillos, María Antonieta cayó de rodillas frente a la fuente de la plaza sollozando, aterrorizada por no saber qué sería de su hija y dolida, por conocer el pavor de la jovencita después de enterarse acerca del maltrato que por ella recibía.
Con la falda lavanda esparcida por los adoquines, la india rogaba al arcángel que pintaban en las rocas de la plaza que su hija apareciera sana y salva, dispuesta a recibir aquellas palizas que tanto acostumbraba tan solo por ver la carita de su niña sin ningún rasguño, sus ojos bellos brillando con el alivio de estar en casa. Había tensión en cada casa, una jovencita tan querida provocaba revuelo, y no era de dudarse que desde los campesinos hasta los de más cantidad de dinero, estarían al pendiente de buscarla y hallarla.
— Ya regresé. — Se escucha en un susurro al entrar, la puerta ancha de un antiguo granero lleno de paja y pollos se abre dejando ver a Hyunjin, su mirada pura se asoma por las ranuras, y al cerrarse una vez más la oscuridad lo cubre por unos momentos, hasta que enciende la luz, y entonces él puede ver a Jeongin. — ¿Tienes hambre?
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miss jeongin ✦ hyunin
Fanfiction❝Hace años, en otras épocas las cosas eran distintas. El padre de Jeongin deseaba como primer descendiente una niña, pero ha venido al mundo él. ── Si nace varón, te juro que lo mato con mis propias manos. Aquí se relata la historia de su vida, en...