❝Hace años, en otras épocas las cosas eran distintas. El padre de Jeongin deseaba como primer descendiente una niña, pero ha venido al mundo él.
── Si nace varón, te juro que lo mato con mis propias manos.
Aquí se relata la historia de su vida, en...
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13 de julio del año 1712.
A Jeongin le molesta infinitamente el reloj que tiene el hijo de los Bang en su habitación, el pedazo de madera tiene colgando por dentro un péndulo metálico que se balancea de aquí para allá, y por más que ella se quede callada el estúpido aparato sigue haciendo ruido de manera constante y a ella le crispa los nervios; mucho más cuando en la casa no hay nadie, y ella se encuentra con su futuro esposo en la habitación reposando juntos en el borde de la cama, no hablan ni se miran.
Un suspiro pesado brota de los labios del hombre joven, quien suavemente pasa su brazo izquierdo por sobre los hombros de la pálida y le dedica una mirada cargada de brillo, acompañándola con una sonrisa que a los ojos de la niña Innie no es más que ego convertido en dientes. Ella finge una sonrisa de labios juntos que no tarda más de dos segundos en su rostro, y vuelve a voltear la cara mirando al suelo, que le parece más interesante que la cara de Bang.
— Hoy luces más irritada que nunca. — Le habla el muchacho, usando un tono de voz que a Jeongin le suena a sabelotodo y le molesta mucho más que el ruido del reloj. — Te notas particularmente molesta, mucho más que cualquier otro día... ¿A qué se debe, mi amor?
La manera en que la llama el muchacho de castaños cabellos le hace sentir rabia, es conocedora de que el susodicho sabe que ella no quiere estar allí, mucho menos con él, y no se molesta en disimular que se siente tan incómoda y disgustada porque ya le ha dejado claro que está en el sitio obligada por su padre. Eso a Bang parece no importarle, y de cualquier forma le acaricia los mechones de cabello suelto para hacerlos a un lado y besar con comodidad su delicada mejilla.
Aquella mirada que él le dedica es de demasiada advertencia, usa unos ojos tan dominantes que Jeongin tiene cierto temor de que le vuelva a dar una paliza porque ella simplemente no quiera hacer algo que él le ordene; es por eso que le toma la mano cuando él se la ofrece y juntos se levantan de la cama, Bang la guía tomada de la cintura hasta la sala principal, y ella no hace más que sonreír de forma tenue cuando ve a su padre bien vestido llevando de la mano a su madre.
Irán a cenar los cuatro juntos, necesitan conversar por el tan cercano casamiento de aquel par, y aunque ya los preparativos están casi listos en su totalidad todavía quedan asuntos que tratar. Entre Bang y SeungCheol hay una disputa, porque mientras el viejo quiere que su niña se vista de blanco y use hermosa joyería con un vestido muy recatado, el hijo del dueño del banco desea que su futura esposa se vista de color marfil, con un vestido sencillo pero que deje ver una buena parte de su hermosa piel. María Antonieta no tiene cabida entre las opiniones, y es evidente que la niña Innie no tiene permitido decidir por ninguno de los dos, ya que ella simplemente usará el elegido.
Han discutido también por los centros de mesa, a Bang no le parece que un tocado de flores azules adorne los pedazos de madera así como sugirió Jeongin, porque él quiere que sobre los manteles existan pétalos rosados ya que según él, representan la delicadeza y feminidad de su novia. Cosas tontas como esas son las únicas que faltan por acordar, para los días finales del mes de agosto tienen planificado contraer matrimonio.
